Jerarquía católica se lava las manos; nada sabe de los curas pederastas
Su vocero asegura que la Conferencia del Episcopado ignora quiénes son y dónde oficiaban, que carecen de expedientes; arguye que solo la Nunciatura Apostólica y obispos de las diócesis tienen esa información
La jerarquía de la Iglesia católica mexicana no sabe nada acerca de los 152 sacerdotes que abusaron sexualmente de menores de edad en los últimos nueve años.
Eso dice: que no tiene información alguna.
Y no sabe nada porque asegura que no tiene expedientes sobre ellos.
No sabe cómo se llaman, qué edad tienen, dónde oficiaban, dónde vivían, en qué regiones se desplazaban,en qué zonas han estado, qué perfil psicológico tienen.
Nada, a pesar de que trabajaban en sus diócesis.
Tampoco sabe si esos sacerdotes fueron denunciados ante el Ministerio Público y si fueron a la cárcel.
Lo que sí sabe, de lo que sí tiene certeza, es de que la cúpula de la Iglesia no los denunció ante las autoridades civiles por los delitos que cometieron, como estupro o violación, o la pederastia descrita en el artículo 209 Bis del Código Penal federal.
La dirigencia de la Iglesia dice que no sabe nada porque la información de esos 152 sacerdotes fue recabada por la Nunciatura Apostólica en México, así que la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), en voz de su secretario general y vocero, monseñor Alfonso G. Miranda, obispo auxiliar de la arquidiócesis de Monterrey, dice que todo lo relativo a esos curas señalados como pedófilos solo podrían saberlo los obispos de las diócesis donde pecaron y delinquieron, ya que fueron ellos quienes entregaron la información a la Nunciatura en México, pero la CEM... también ignora quiénes son esos obispos.
Eso dice. Y peor: la jerarquía de la Iglesia católica mexicana también asegura que desconoce cuántos menores fueron víctimas de esos curas. Al menos 152, porque de otra manera esos religiosos no hubieran sido suspendidos de sus actividades clericales, pero no sabe si alguno de esos sacerdotes afecta ron a dos, tres, o decenas de niños, como ya ha ocurrido en varios casos que son públicos.
De hecho, la cúpula de Iglesia católica mexicana no hizo nada relevante para impedir estos casos hasta el 20 de agosto de 2010, cuando la pederastia se tipificó como delito grave a escala federal y los ministros de culto fueron obligados a informar a las autoridades sobre los actos delictivos de los miembros de sus iglesias, de acuerdo con el artículo 12 bis de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público.
Por ello, la CEM no sabe cuántos casos más ha habido a lo largo de las últimas décadas y en años recientes.
Tampoco sabe cuántos casos más serán dados a conocer por la nunciatura.
Dice monseñor Miranda que la Iglesia mexicana no tiene estadísticas, que apenas recabarán datos.
Esta es parte de la entrevista que concedió telefónicamente a MILENIO, y que usted puede leer casi completa en nuestro plataforma digital...
—Lo primero que quisiéramos saber es, de estas 152 personas que ustedes retiraron de actividades clericales por abusar sexualmente de menores, como informó (hace una semana) monseñor Rogelio CabreraLó pez, arzobispo de Monterrey( presidente de la CEM), ¿fue por estupro o por violación, monseñor?
—Hay que contextualizar primero todo el tema. La pregunta tuya corresponde al final, digamos de un proceso, por así llamarlo( ver toda su introducción en la versión digital ). El 8 de enero monseñor Cabrera dio una una rueda de prensa en Ciudad de México, donde a pregunta expresa se decía que no teníamos estadística, porque los casos no nos llegan a la conferencia, sino que se dan encada una de las diócesis donde actúa el obispo y actúa el ministerio respectivo del estado. Al darse eso a conocer en los medios, el nuncio dijo: “Bueno, yo les voy a pasar lo que yo tengo”. Lo que le pasó el nuncio al señor Cabrera fue el número (de curas abusadores). El número (152) fue el que le pasó la nunciatura a monseñor Rogelio Cabrera de casos que han procedido canónicamente. Los obispos han enviado sus casos a Roma, de acuerdo a los casos de abuso sexual de menores en un proceso canónico que muchas veces termina en la pérdida del estado clerical. Es un proceso que se hace en Roma, pero se envía vía nunciatura. Por eso la nunciatura tenía ese número y se lo pasó a monseñor Cabrera.
—Oiga monseñor, esos 152 casos que la nunciatura informa, ¿esos casos también fueron canalizados a la autoridad civil en términos de probablesdelitos?
—Lo que sabemos es que normalmente los obispos dan aviso o deben dar aviso a la autoridad correspondiente del estado en el que está suscrita la diócesis. Pero esa información no está en nuestras manos,no tenemos los expedientes en la Conferencia Episcopal Mexicana.
—¿ O sea que no tienen la certeza de que se haya dado vista alas autoridades civiles en cada caso?
—Nosotros, como Conferencia, no tenemos manera de comprobarlo porque no tenemos los expedientes.
—¿Usted sabe si hay más casos encamino de los cuales nos vayan a informar, aparte de esos 152?
—Bueno, el domingo el arzobispodio a conocer esa cifra como parte de la conciencia que tenemos de la falta de estadística en la Conferencia Espiscopal Mexicana, por una parte, y del inicio del are colección de información.
—¿Saben ustedes de esos 152 casos en qué estados fueron (los abusos sexuales) o en qué regiones, o no tienen ese mapeo todavía?
—No tenemos esa información. No. Lamentablemente.
—Entonces, para entenderlo bien, no tienen ustedes todavía la numeralia de cuántos de estos sacerdotes fueron investigados ministerialmente, ni por supuesto cuántos fueron a la cárcel en dado caso,¿verdad?
—Es correcto. Nosotros estamos en la investigación o pretendemos tener la investigación de eso en el sentido de que conocer la realidad y poder abordar la de una mejor manera cada vez.
El domingo
10 de febrero el arzobispo de Monterrey hizo pública la separación de los infractores