¡Es el estado de derecho, estúpidos!
El comportamiento humano es increíblemente flexible, mi estimado, casi como el plástico. La actual preocupación histérica por la seguridad en varios de los estados se explica por varios motivos, pero uno de ellos es la pobre actuación de los mandatarios estatales en turno y las policías, botones de ineficacia, corrupción e impunidad.
La paz duradera que plantea el presidente Andrés Manuel López Obrador es mucho más que la intervención de una Guardia Nacional. El mantenimiento de la paz exige una noción más amplia de la seguridad humana, término desconocido para esta 4T. No es posible alcanzar la seguridad cuando hay carencias como el hambre, la pobreza, la marginación y el desempleo. Y ahora que se discute con obstinación los cimientos constitucionales para este cuerpo policiaco-militar, debe contemplarse que es imposible construir la libertad sobre pilares de injusticia. Sin un estado de derecho no hay posibilidades de reconstruir los tejidos sociales, económicos y de seguridad humana. La solución del problema pasa por la transformación del Poder Judicial y la aplicación de la ley que en Palacio Nacional confunden con represión.
Y hay más señales contradictorias; dentro de esta 4T hay una corriente que argumenta que dotar de más autonomía a nuestras fuerzas armadas brindará más estabilidad al tablero presidencial. Nada más falso. Y en la vía legislativa el choque por la Guardia Nacional –que si nace sin la legitimidad otorgada por el consenso de todas las fuerzas políticas y de la sociedad civil, descalificada por el Ejecutivo desde el atril mañanero—no solo dividirá posturas y alimentará agravios, sino estará consolidando agendas partidistas. ¿Cómo explicar la postura de los gobernadores del PRI entregados a López Obrador mientras los senadores del PRI se cohesionan en un bloque opositor?
Todos, en mayor o menor grado, apuestan por la Guardia Nacional. La solución de sus problemas. Resultados inmediatos. Un peligroso espejismo.
Por la mirilla
Las constantes acusaciones del Presidente contra la Policía Federal, cuyos elementos están contemplados como parte importante de la Guardia Nacional, calan mucho más hondo de lo que imagina…
La solución es aplicar la ley, confundida con represión