El América y la autodestrucción
Cuando se hablaba de las complicaciones que le traería al América el fichaje de último momento del chileno Nicolás Castillo, todos se referían al carácter retrotraído y a veces explosivo que se le conoció al goleador en su paso por los Pumas.
Ese potencial efecto desestabilizador sobre un vestuario al que se le conoce como unido no se ha visto… Todavía… Lo que sí está afectando ya es la sobrejerarquización (por llamarlo de alguna manera) con la que Nico está siendo tratado.
Esto de ponerlo como titular y mantenerlo durante los 90 minutos sobre el terreno de juego, cuando evidentemente no está en las mismas condiciones físicas que los compañeros que sí hicieron todo el proceso, no habla bien de la forma en la que el entrenador Miguel Herrera está llevando estas cosas.
Entiendo que ante su evidente desadaptación, hubiera sido peor sacarlo y meter a alguien en su lugar pues se hubiera vuelto el foco ineludible de insultos unánimes ( de esa afición que no le perdona haberse ido con el rival más odiado). Pero Castillo en todo caso estaba para situarse de arranque en el banquillo y luego haber sustituido a otro atacante.
No estoy diciendo que el América hubiera perdido por culpa del chileno. Para nada. Las Águilas perdieron porque se han alejado del gol. Dejaron de ser un equipo eficaz en los cobros a balón parado y sus delanteros perdieron la explosividad con la que cerraron el torneo en el que fueron los campeones.
Precisamente por ello es que no se requieren más problemas.
Si Nicolás Castillo no está en perfectas condiciones físicas tiene que ser honesto y reconocer que le tocará ser suplente… Pero también, al margen de la honestidad del jugador, el entrenador debe de ser justo.
Si no se actúa bajo estos principios el único perjudicado es el equipo. Y en un club como el América una hipotética tercera derrota consecutiva puede ser el acabose.
Si Nicolás Castillo no está en perfectas condiciones físicas tiene que reconocer que será suplente