Los términos de la discusión
Cuando la discusión pública está dominada por el Presidente, la conversación se da, naturalmente, en sus términos. Si la conversación es a las 7 de la mañana porque así lo quiere él, así se hace. Si los homicidios no disminuyen pero a él le interesa hablar de la autonomía de los órganos energéticos, se habla de la autonomía de los órganos energéticos.
Uno de los efectos de este dominio de la conversación es que él puede hacer lo que los ingleses llaman mover la portería: si él impone las condiciones y las reglas, y nadie alza la voz, él puede hacer lo que quiera con ellas. Hasta alterarlas ya iniciado el partido.
Quizá lo que mejor ilustra esta idea es el proyecto aeroportuario de Santa Lucía. Cuando en su momento se presentó el falso dilema –corrupción en Texcoco contra un aeropuerto que ni estudios tenía para respaldarlo–, la dinámica de poder quedó clara: 53 por ciento de votos permitía cualquier tipo de ejercicio de consulta, así no cumpliese con los requisitos legales.
Para efectos prácticos sigue sin saberse qué se avaló. Las agencias internacionales dicen que no hay manera de que Santa Lucía coexista con el aeropuerto actual en las condiciones que plantea el gobierno. Sin su aprobación, Santa Lucía está muerto antes de iniciar operaciones: ninguna aerolínea internacional se arriesgará a utilizarlo, o el aeropuerto actual, bajo esta total incertidumbre.
Pero eso ya quedó en el pasado. La portería la volvió a mover el Presidente hace unas semanas, al anunciar que Santa Lucía será administrado por el Ejército. Ahora lo que se discute es qué tan bueno será esto, qué efectos tendrá. Ya no se discute lo fundamental: que el proyecto –sí, proyecto– de Santa Lucía carece de toda certificación internacional. Que no tiene estudios detrás. Que puede ser el elefante más blanco de tiempos recientes.
Y ya no se discute porque nadie chistó cuando la portería se hizo cinco, luego 10, metros para atrás. Los jugadores solo se encogieron de hombros aunque el balón ya rodaba en la cancha.
Vale la pena hacer énfasis en esto: al aceptar que la portería puede moverse de lugar en cualquier momento se acepta también que en realidad no hay tal cosa como una discusión. Solo un monólogo disfrazado.
El plan de Santa Lucía está muerto antes de iniciar operaciones