Nos urge el
que es eso aunado a la actuación de una Itatí Cantoral que está absolutamente sublime construyendo al mismo tiempo que está recreando?
¿Sabes lo que vale lo que hiciste cuando en cada capítulo de esta joya hay una enorme cantidad de estrellas internacionales haciendo apariciones especiales? ¿Entiendes la magnitud de este trabajo cuando la edición está bordada a mano y te diste el lujo de invertir, como ya nadie lo hace, en conseguir los derechos de mucha de la mejor música mexicana de todos los tiempos para que el público vibrara de principio a fin?
Yo no sé si esto vaya a ser un éxito o un fracaso, pero quien se lo pierda estará cometiendo un error porque Silvia Pinal, frente a ti es un orgullo no solo para Televisa, para toda la industria de la televisión nacional. ¿Ahora captas cuando te digo que se trata de un acontecimiento? Gracias, Carla. De veras. Gracias por atreverte. Gracias por luchar. Cada noche de desvelo, cada lágrima, ha valido la pena. Ésta es tu obra maestra. ¡Felicidades! Con todo mi cariño, admiración y respeto, Álvaro Cueva.
Esta semana entre los escándalos de quien ofendió a Yalitza, de que si Silvia Pinal, de frente a ti tendrá más rating que el Oscar, que si buscamos quién diga la siguiente cosa controvertida para acabar con él o con ella y lo que se les ocurra, no se comentó lo suficiente algo fantástico que va a ocurrir en el teatro mexicano.
Es un hecho que la mayoría de los grandes productores de teatro en nuestro país están convencidos, así como lo estaba Manolo Fábregas, de que en las puestas en escena que toquen las susceptibilidades religiosas de nuestro país o incluso “las buenas conciencias” (sea lo que sea eso) se tienen que suavizar un poco para que el público aguante. Y quien les escribe siempre se ha peleado con todo lo que tiene para decirles que no debe ser así.
Es verdad, por ejemplo, que aunque a Billy Elliot se le tuvo que quitar más de 80 por ciento de las groserías que decían los niños (hijos de mineros, en Inglaterra del Norte en los años ochenta, imaginen como hablaban), aun así la gente se quejaba. Pero eso sí, un doble sentido,unmegaalburenelcanalmáspopulardelatelevisión abierta en horario familiar no molesta a cualquiera. Y le entramos con frenesí y alegría a la era de lo políticamente correcto, en muchos casos, no para proteger a nadie, sino como si estuviéramos sacando un permiso para matar. En efecto, los 007 de las palabras y los contextos incomprendidos.
Por eso, que llegue, aunque por ahora solo sea la compañía de gira y en inglés, la obra más prosaica, grosera, implacable, despiadada y divertida del mundo me parece una bendición. Una que muchos no dirían nunca en la puesta en escena porque es una franca y desmedida burla a la religión. Y un poco al Rey León también. Pero mucho, mucho más a la religión. Sí, los mormones son las presas del humor de Trey Parker y Matt Stone. ¿Les suena? ¡Claro! Ellos hacen South Park. Pero la música es de Robert Lopez. ¿Quién? El que escribió gran parte de la música de Frozen. No hay desperdicio. Pero sí hay que tener, o cierto sentido del humor y la inteligencia de saber que la burla es para TODAS las religiones organizadas, o simplemente reír de todo. Y señores, les puedo decir sin la menor duda que jamás he reído tanto con una obra, musical o no.
Ofender a las “buenas conciencias” no le preocupa a los creadores, quienes desde 2011 no dejan de vender boletos por todo el mundo. Tal vez hasta se decepcionaron cuando la comunidad mormona en Utah dijo: “Es comedia. No estamos ofendidos. Ustedes sigan˝, demostrando que sí son tan amables como aparecen (en extremo) en la obra.
Una vez dicho todo esto, creo que Book of Mormon es exactamente lo que necesitamos para alivianarnos un poco. La risa no está prohibida en ninguna religión, pero nos encanta encontrar de qué ofendernos. Aquí hay de qué. De sobra. Y de pronto, tal vez a la mitad, uno se da cuenta de que no hay que tomarse las cosas tan en serio. Nos urge. Salvemos, al menos, a la comedia de nosotros mismos (Noviembre, CC1).
Ofender a las “buenas conciencias” no es algo que les preocupe a los creadores de la obra