La crisis migratoria sigue, doña Olga
La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, lo ha dicho hasta el cansancio.Hayunanuevapolíticarespectoala migración centroamericana que pretende llegar a Estados Unidos. Es más, ha dicho que es muy probable que solo aumente.
Recién llegada a su oficina en Bucareli lidió con las caravanas y celebró que ya no había crisis humanitaria. Dijo en enero: “Nuestra política consistirá en ordenar su estancia y movilidad con ciertos plazos para que, llegado el momento, retornen a sus países de origen en el caso de que no sea posible su acceso a Estados Unidos en condiciones aceptadas por las autoridades de aquel país”.
Una política enfocada, dijo, en permitir la entrada ordenada, legal y segura.
Los dos eventos recientes en Tamaulipas que resultaron en al menos 19 migrantesdesaparecidos, tal vez secuestrados por los traficantes y la delincuencia organizada es muestra pues de que no, no basta con decir. Hay que hacer.
Hace unas semanas, una serie de reportajes de The New York Times ya había demostrado que la situación es, perdón, señora Sánchez Cordero, una crisis humanitaria.
Los secuestros en Tamaulipas demuestran que no hay nada de ordenado y seguro en el paso por México.
Pero sobre todo demuestran que no hay una nueva idea para atacar el mayor de los problemas que sufren los centroamericanos en nuestro territorio: no importan. Son presa fácil de autoridades, criminales y sus cómplices.
Laconfusióndehaceunasmañanasentre el estado de Tamaulipas, el Presidente y después Alfonso Durazo es prueba fehaciente de que, en realidad, a nadie le importan a los que luego con cursilería llamamos “hermanos centroamericanos”. Mientras escribo esto, llegan noticias de que en Reynosa la Gendarmería, respondiendo a un ataque cerca del Río Bravo, se topó con 71 migrantes, entre ellos menores, secuestrados.
La crisis sigue.
Escribió Claudio Lomnitz ayer: “Los migrantes de Centroamérica pasan por México como fantasmas. Sus nombres poco nos importan. Sus derechos humanos son también ilusorios. Su martirio es irrelevante. A veces pareciera que, si no entran en la mitología de la nación, ni existen ni importan”.
Así.
Lo de Tamaulipas es muestra de que no basta con decir, hay que hacer