Justitos
Imagina que hoy recibes una de esas noticias que te cimbran y te hacen parar en seco.
Ayer vi una entrevista del ecuatoriano Millán Ludeña, que tuvo que hacerse este replanteamiento cuando estuvo a punto de morir ahogado, a los 16 años, por un ataque de epilepsia. Consecuencia de su proceso, decidió retarse a sí mismo bajo las frases como “no más miedos” y hacer aquello “que me haga temblar las piernas”.Se convirtió en corredor y se ha puesto metas extraordinarias, como participar en el maratón del desierto del Sahara o el de la Antártida.
En mi columna anterior te retaba a pensar en cómo sí lograr cosas, con el fin de salir de ese cuadro chico construido con el temor, porque creo en eso de la fortaleza mental; las técnicas de visualización, de generar y repetir una frase o mantra que nos mantengan en ruta o tarjetas de inspiración realmente funcionan… para quienes construyen el hábito de ponerlas en práctica.
¿Cuál es tu principal bloqueo mental? ¿Qué harías si no tuvieras ese miedo?
Estoy convencido que el entorno social y profesional está construido sobre las bases de la dependencia a algo (o alguien), y que eso levanta bloqueos mentales. Lo que usualmente detiene nuestro esfuerzo de alcanzar metas es la costumbre de actuar muy justitos, dentro de la zona de confort que hemos (o nos han) construido para hacer nuestra chamba y no rebasar los límites (auto)impuestos.
Nadia Comaneci dijo: “No huyo de un reto porque tenga miedo. Al contrario, corro hacia el reto porque la única manera de escapar al miedo es arrollarlo con tus pies”.Ludeña acaba de lanzar el documental “Desde el núcleo al sol”, que lo sigue durante una carrera dentro de una de las minas más profundas de Sudáfrica y termina en el volcán Chimborazo, que por su ubicación geográfica, es el más cercano al sol.
¿Cuál es tu principal bloqueo mental? ¿Qué harías si no tuvieras ese miedo?