Dios molecular
Esta semana han fotografiado mi aura y he recibido una Rosa de Jericó. Pienso en ello mientras cae la gota número veintiséis de un total de treinta y cinco que debe contener mi pócima. Es una de las cuatro fórmulas
alquímicas que debo beber por veintiocho noches.
La transparencia es secreto y es misterio, mostrando todo no muestra nada. El cristal del vaso, el agua que espera la gota que romperá sobre su superficie, la gota translúcida que colgada del aire resbala desde el gotero hasta golpear y disolverse. La molécula que surge de la diáfana y líquida mezcla. De vibrante transparencia se crea la molécula.
De transparencia es el tejido que hila mi mirada. En su trama: el sillón, los libros, las pinturas, son cada vez más presentes, más seres vivos, con otra habla apenas perceptible a los oídos. Me ha limpiado los ojos la pócima molecular.
No he ido más allá en este secreto, la molécula es mental, hepática, ovárica; se transforma al posar un insecto sus patas sobre el polen, al crujir de la espuma de las olas. Molécula cardiaca, intestinal, ósea. Se transforma con la luz de la luciérnaga, el salto contracorriente del salmón, el ladrido del perro.
Molécula transparente de la pócima que bebo; molécula exorcista, pulmonar, linfática, mamaria; molécula de clorofila y sangre, de plasma y pulso. De transparencia es el tejido que hila mi mirada. En su trama el Mal es cada vez más sombra carcomiéndose a sí misma. Molécula de luz, renal, pancreática. No creer no es un creer, creer es sentir el invisible calor de un fantástico sol de piedraen llamas. ¿Cuántos soles no vemosy sentimossu fuego?
Molécula columna vertebral, nervio, cerebro. Tenemos una vida y tantos cantos sonando en nuestros cuerpos. Vibra en mí Molécula de Dios, dame la palabra que sana, diluye tu óleo en mi agua,reverdece la rosa de Jericó hasta el fin de mis tiempos. La transparencia, mostrando nada, lo muestra todo.
De alguna manera quedamos anestesiados ante cada nueva noticia catastrófica