Decepción
L as decepciones en política no están destinadas a destruir sino a fortalecer. La decepción ofrece un punto de vista válido para analizar el presente y el futuro de la izquierda mexicana que en búsqueda de su renovación se ha empezado a convertir en condición de supervivencia. En un balance general la izquierda fracasó y como proyecto se hubiera esfumado de no ser por la consistencia en el mensaje, la perseverancia, el actuar y el liderazgo del presidente López Obrador.
Esa larguísima batalla por llegar a la Presidencia encarando numerosos retos, obstáculos, trampas, fraudes electorales y una cuidadosa estrategia por lograr un ambiente de descrédito hacia el inquilino de Palacio Nacional forjó el carácter testarudo presidencial.
Ese que aflora en las mañaneras y en sus innumerables giras, por cierto con imperdonables fallas en la logística de la seguridad, desde donde lanza mensajes con clarísimos destinatarios. El arribo de Morena, gracias al hartazgo ciudadano por los excesos y dispendio en la anterior administración, ha develado que muchos de sus legisladores, altos funcionarios y gobernadores no comparten la cosmovisión del Presidente en esta transformación que requiere de un absoluto compromiso de alejarse de la tentación que da estar en el poder y ejercerlo.
El episodio en la esfera legislativa exhibió que las mieles del poder están transformando a los emisarios del cambio. El tufo de la reelección surgido en ambas Cámaras confirma que esa izquierda morena ya no puede pretender ser lo que dijo ser y tampoco puede seguir siendo lo que realmente fue.
El delicado episodio, gracias a ese delirio por reelegirse, estuvo muy cerca de una crisis constitucional. Contra su promesa de no incidir en otros poderes el manotazo presidencial fue contundente y la decepción de López Obrador fue evidente.
Una decepción que no lo llevará a un cambio de paradigma para la 4T sino a ajustarse a las limitaciones de la plasticidad cerebral de los que están, y no están, en su proyecto.
El éxito y vigencia de la transformación dependerá, entre muchos factores, de la moderación de ambiciones personales y del distanciamiento de sus luchas intestinas por el poder. Para desmanchar esa dignidad de los indignos, pues.
La izquierda pasó a una condición de supervivencia