“México tiene oportunidad de jugarse la revancha con Trump”
Más que una venganza, la revancha es la oportunidad de enmendar el rumbo. Es una segunda oportunidad y por eso, a diferencia del impulso vengativo, la revancha surge del deseo de superación. Es una tarea igualmente costosa, pero no estéril.
Hoy México tiene la oportunidad de jugarse la revancha con Donald Trump. Con el año electoral en puerta y la promesa de una nueva ola de insultos y descalificaciones, de una nueva campaña anti-México, es tiempo de plantearse el partido de vuelta entendiendo que las condiciones del encuentro han cambiado.
Desde que asumió la presidencia Trump no ha tenido reparo para exigir un nuevo acuerdo comercial y una mayor cooperación en materia migratoria, dos promesas centrales de su campaña. Ha utilizado la naturaleza asimétrica de la relación para obligarnos a contribuir en su proyecto político.
Atrás dejó cualquier expectativa para trabajar desde el paradigma de la corresponsabilidad que, durante años, permitió avanzar en la reconciliación y la normalización de nuestra compleja relación con Estados Unidos.
Esta es la nueva realidad bilateral y entre más rápido lo entendamos, mejor podremos adaptarnos a ella. Además, el momento geopolítico ofrece la oportunidad de hacerlo desde una posición de poder, algo que no hemos tenido durante la era Trump.
México ha recuperado su valor estratégico en la mesa de negociación. El presidente Trump está acorralado entre una guerra comercial con China que amenaza el mayor periodo de expansión económica en la historia moderna de Estados Unidos, y la escalada de tensiones en el conflicto entre Irán y Arabia Saudita que pone a prueba la independencia energética del principal consumidor de crudo en todo el mundo.
Ya no hay espacio para extorsionar a los negociadores mexicanos con tarifas comerciales si no cumplen las demandas migratorias de la Casa Blanca. No hay espacio para culpar a México de todos los males de la economía estadounidense. Hoy más que nunca México debe ser considerado y tratado como un socio estratégico, como lo que siempre ha sido. Una pieza clave para el bienestar y la seguridad nacional de su vecino. Esta la revancha y sería un error no aprovecharla.
Trump, acorralado por la guerra comercial con China y el caso árabe