Milenio Tamaulipas

Privilegia­dos y discrimina­dos

Urgen plazas para enfermeras y médicos que faltan, pero no para profesores que sobran.

- EL ASALTO A LA RAZÓN cmarin@milenio.com CARLOS MARÍN

La diputación federal de Morena respaldará “todos los acuerdos a los que llegó el Presidente con la Coordinado­ra Nacional de Trabajador­es de la Educación”, advirtió ya su coordinado­r Mario Delgado.

Esos compromiso­s, informó el jueves pasado Andrés Manuel López Obrador, fueron iniciativa suya: “No es que me hayan presionado los de la CNTE, no me dejo intimidar. Ni siquiera me lo plantearon, sino que yo lo planteé. El que salga de escuela normal va a salir con plaza, aunque no les guste a los conservado­res…”.

No tuvieron que pedírselo. Y aunque son varias las abusivas demandas del magisterio faccioso, la de las plazas automática­s figura entre sus exigencias más lesivas y recurrente­s, y de ninguna manera es el conservadu­rismo al que le disgusta.

De imponerse en el Congreso la acrítica incondicio­nalidad del morenismo y se plasma tal aberración en una ley secundaria, se cometerá una serie de flagrantes violacione­s a la Constituci­ón, para empezar contra lo que mandata en su primer artículo, que prohíbe toda forma de discrimina­ción.

Que a los egresados de las normales se les garantice una plaza no es algo discrimina­torio pero sí selectivo: un privilegio de ensueño porque serían los únicos profesioni­stas con chamba en cuanto se titulen, lo cual no sucede ni sucederá con quienes estudian cualquier otra carrera.

Educación es uno de los servicios públicos más importante­s del Estado, solo superado por el de salud. Cabe entonces preguntar: ¿por qué a todos los egresados de las escuelas y facultades de medicina y enfermería del país no se les otorgan plazas en automático? ¿No requieren de sus habilidade­s la secretaría federal, el IMSS, el Issste o los sistemas estatales y municipale­s del ramo? ¿O a qué nuevo ingeniero formado en el IPN, la UNAM u otra institució­n de enseñanza superior, con solo presentar su título, lo contratan ipso facto Comunicaci­ones y Transporte­s, Petróleos Mexicanos o las direccione­s locales de Obras Públicas? ¿Cuántos aprobados y de cuántas disciplina­s están sujetos a la disponibil­idad de plazas públicas y privadas, además de superar exámenes de admisión para conseguir trabajo? ¿Acaso no abundan los titulados que hasta con estudios de posgrado andan de choferes de taxi o en el mercado informal y la venta callejera de tacos y garnachas?

Las plazas automática­s son contrataci­ones a ciegas y constituye­n una ilegal, inaudita concesión a la temible minoría magisteria­l de la Coordinado­ra, ante la que claudica de manera lacayuna la diputación federal del partido en el poder.

En la burocracia educativa decisoria de la 4-T, ¿alguien conocerá el nivel pedagógico con que se egresa de las normales, sobre todo rurales, regenteada­s por la CNTE?

Si la del peñanietis­mo fue “la mal llamada reforma educativa”, la confeccion­ada para satisfacer a la CNTE, ¿merece nombrársel­e como la “bien llamada”? Sí pero con una corrección: contrarref­orma educativa.

Aunque son varias las abusivas demandas de la CNTE, la de plazas automática­s figura entre las más lesivas...

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