Víctor Hugo Durán
“La tónica del nuevo PRI, con señales nada alentadoras”
Cuando Alejandro Moreno Cárdenas alzó la mano para dirigir los destinos del Partido Revolucionario Institucional, de forma mediática muchos pensaban que el organismo político tocó fondo y a partir de la gestión del campechano, regresa al lugar que hoy en día tanto añora, la cima del poder en México.
Nos hicieron creer ser capaces de tener un proceso interno democrático. A través de la votación de su militancia, se decidió a favor del ex gobernador y dejar al margen a la yucateca Ivonne Ortega. Caso inédito, pues hasta la historia lo sabe, para el tricolor esta práctica no va de la mano con “sus valores”, pues siempre afloró el dedazo.
Y entonces nos venimos a Tamaulipas. Entre reuniones, jaloneos, discusiones y hasta ciertas discrepancias, todos quedaron en acuerdo para que Edgar Melhem Salinas tomara el mando del Comité Directivo Estatal, en relevo de la ahora diputada local Yahleel Abdala Carmona.
Ese ánimo entre los partidarios generó una expectación muy distinta percibida en cerca de tres años. Los personajes conocidos, quienes contra viento y marea pelearon en la última elección estatal y hasta los que se encontraban tras bambalinas, vieron la opción de un surgimiento. El asunto fue que entre los dichos y los hechos, empezaron los problemas.
El pleito surgió tras acusar a aquellos quienes no se la rifaron y aún así fueron tomados en cuenta; de ahí vinieron las renuncias de dirigentes en Tampico, Ciudad Madero, Altamira, San Fernando y Nuevo Laredo.
Poco pudo hacer el nuevo dirigente. Más allá de las formas, así como en aquel momento causó admiración la renovación, también escandalizó la salida abrupta de titulares, algunos con muy pocos pesos para operar.
Esa parece ser la tónica del nuevo PRI, muy rara, pero con señales nada alentadoras de acercarse a competir en el 2021.
Al menos en Tampico no hay tanto conflicto. Roberto Brondo está a días de tomar el cargo luego de registrarse el lunes. En Madero, ni la designación de Gustavo González Balderas opaca las broncas de Guadalupe González Galván con los petroleros. Altamira es un circo, un día abren sus oficinas y al otro le ponen candados a la puerta.
Así las cosas en el Revolucionario Institucional del Siglo XXI.
La tónica, muy rara, con señales nada alentadoras rumbo al 2021