Elecciones a medio desastre

Hay un acuerdo que parece unir al país entero: esto va para largo. Es un acuerdo tan general porque en realidad nadie sabe mucho más. Ni qué significará en concreto el hundimiento económico que, ese sí, vendrá inevitablemente. Ni cómo se levantará de esto el mundo y en particular los socios de México. Ni siquiera se sabe si habrá un nuevo brote en otoño y si habrá un tratamiento más eficaz para los pacientes infectados por covid-19, al menos mientras se espera la aún más lejana vacuna.

Las predicciones de pérdida de empleos se acercan hoy a 1.5 millones y las previsiones de recuperación son todas pesimistas. Ante la pulmonía en Estados Unidos, aquí no podemos esperar nada menor a una neumonía atípica.

Y en medio de este “va para largo” tendremos elecciones dentro de un año, el 6 de julio. Además de la Cámara de Diputados, habrá procesos municipales en casi todo el país, se renovarán 27 congresos locales y se elegirán gobernadores en 15 estados, entre ellos algunos que, al menos a mí, me despiertan curiosidad: Baja California Norte y Sur, Sonora, Chihuahua, Nuevo León, San Luis Potosí, Campeche, Querétaro, Michoacán, Zacatecas, Guerrero...

Será el proceso electoral más grande de la historia, han dicho en el INE. Y han insistido en que, a pesar de la pandemia y su posible brote otoñal, las elecciones van.

No tengo duda de eso. Lo que llama la atención es que estaremos eligiendo una gran cantidad de autoridades apenas un año después de empezar la reconstrucción. Un año que inevitablemente dará menos resultados de los que se quisieran y que no verá bajar el nivel de incertidumbre, sino subir el nivel de ansiedad.

Sabemos que ahora hay un enorme cansancio por el encierro. Sabemos que habrá, por lo menos, hartazgo y desesperación por las dificultades económicas.

¿Cuál será esta vez el contenido de las campañas? Los partidos han demostrado que tienen poco qué aportar ante la situación a la que ha llegado el país, más allá de esa pequeña crítica cotidiana a las acciones del gobierno federal que no los lleva siquiera a donde se quedaron en 2018. Y ojalá AMLO logre mantener un nivel suficiente de aceptación, ante un pueblo que desde hace años estaba listo para no creer en nadie.

¿Cuál será esta vez el contenido de las campañas?