“El riesgo es poner a todos los detractores en el mismo saco”
El grupo denominado FRENAAA, representado por Gilberto Lozano, tiene todo el derecho a la manifestación. Y la ciudadanía, todo el derecho de creerle o no y objetar sus fobias y absurdas peticiones.
Que no se van del plantón hasta que López Obrador renuncie, comentan. Es obvio que no tienen causa alguna más que la autopromoción. No son de fiar.
Para empezar, por su discurso contra (¡Oh, horror!) los “comunistas”.
Increíble que a estas alturas tengamos que escuchar descripciones mal empleadas y sentencias ignorantes, de un lado y del otro.
El investigador de la UNAM, Tito Garza Onofre, escribió en sus redes: “Entre tantos regios falaces y poco ilustres, como Poncho de Nigris o Pato Zambrano, ahora resulta que Gilberto Lozano lidera un movimiento nacional… Como dato, este tipo lleva años insultando y buscando reflectores políticos en MTY; de tanto hacerlo, se convirtió en un chiste”.
Lo preocupante es que estos personajes desenFRENAAAdos pueden prender la mecha de la discriminación, el odio y la estigmatización. Y pueden llevarse entre las patas a quienes realizan críticas que sí deben ser escuchadas por el Presidente.
No es lo mismo la consigna vertida por quienes ahora acampan en Reforma que la carta de una de las víctimas de la violencia, hombre conocedor de Andrés Manuel, líder social del Movimiento
por la Paz con Justicia y Dignidad. No es lo mismo el señor Lozano que Javier Sicilia.
El riesgo en estos tiempos confusos es poner en un mismo saco a quienes no están de acuerdo con las acciones u omisiones del habitante de Palacio Nacional.
Aquí entre nos
La caricaturización de la terrible realidad minimiza u oculta a los perpetradores. Reducir el crimen organizado a figuras telenovelescas del narco es encubrir la compleja red donde participan encumbrados políticos y empresarios.
La investigación de Ignacio Rodríguez Reyna, Zorayda Gallegos y Silber Meza, sobre las “transaacciones” de HSBC durante décadas, muestra la penetración que ha tenido el negocio. Ningún partido se salva.
Ahí aparece Ramón García Gibson, actual funcionario de la 4T encargado, ni más ni menos, que de combatir el lavado de dinero.
Es obvio que no tienen causa alguna más que la autopromoción