Cuando tu luz quema

Qué le hice a esa gente para que me ataquen así? No lo entiendo, yo no me meto con nadie” es una de las frases que escucho con frecuencia en personas que suelen ser positivas y amables. Y por lo mismo no comprenden por qué son objeto de críticas y habladurías. ¿Te han pasado cosas así? Te diré lo mismo que a mis pacientes: no necesitas haberles hecho nada. Existen personas con vidas huecas y mediocres, a quienes les molesta el éxito, o la amabilidad, o la luz de otros. No tienes qué haberles hecho algo. No te desgastes intentando culparte.

¿Y sabes qué es lo más triste? La edad tan temprana a la que empieza la envidia a apoderarse de la gente. Desde la escuela primaria ya existen chicos que han empezado a podrirse; se amafian con otros para hacerle la vida imposible a un compañero, sin que los haya molestado. ¿Por qué lo hacen? Porque proceden de familias miserables. Obvio, no nacieron así; sus padres son quienes les echan a perder el alma.

Hay gente apacible, cuyo carácter débil los hizo objeto de un trato cruel y traumático en la escuela. ¿Y todo su grupo era así? Claro que no. Los abusivos eran unos cuantos. El resto solo era indiferente. Y eso suele ser peor; quedarte de brazos cruzados mirando que humillan a otros, te convierte en un cobarde indeseable. Los mediocres atacan a aquellos que envidian, a los que brillan. Tu luz a veces molesta a otros, ¿sabes?

Cuando emprendes algo, si piensas diferente, si dejas de ser del montón, es inevitable que vas a recibir ataques. La mayoría a tus espaldas y de manera anónima y cobarde. Hay gente así, con vidas vacías y miserables. La gente da lo que tiene para dar. No puedes esperar empatía y sinceridad en personas llenas de oscuridad y pobreza. No son felices. Y no es la clase de personas por quienes debas detener tu camino. No escuches “críticas constructivas” de aquellos que nunca han construido nada. Déjalos que ladren. Preocúpate cuando nadie diga nada de ti; será porque te has quedado estático. Hay gente muy ardida, ¿sabes? Que no supera verte ir hacia arriba. Cada cosa buena que logres les cae como ácido en la piel. ¿Ladran mucho a tus espaldas? ¡Regocíjate!

Existen personas a quienes les molesta el éxito de otros