“Disculpas obligadas: de Los Ángeles Azules a Bárbara de Regil”

Hay veces que estando en los reflectores, o incluso solo las redes sociales, uno mete la pata y lastima a cierto grupo de personas sin querer. Eso nos ha pasado de alguna u otra manera a todos, pero hoy el nivel de ofensa es casi tan artificial como la mayoría de las disculpas, aunque no todos los casos son lo mismo. Los Ángeles Azules han sido un buen ejemplo de cómo se maneja esto con claridad. ¿De verdad tienen que ofrecer disculpas por su canción “Diecisiete años” después de tanto tiempo? Ellos no lo creen y estoy segura de que sus millones de fans tampoco. Queda claro que este brote de controversia tiene su valor al hablar del tema de la edad de consenso, y no que ellos hicieron algo malo ni que tengan que decir que se arrepienten de algo que claramente no es un arrepentimiento.

Sé por mis amigos de La Afición, que El Chicharito se niega a ofrecer disculpas por actos de indisciplina junto con muchos de sus compañeros ante el tema de protocolos de salubridad por covid. Ahí no hay duda de que hubo un mal comportamiento, pero el futbolista no siente presión por pedir perdón. Qué bueno que no lo haga si no lo siente auténtico, al menos está siendo honesto.

Ahora, influencers –y ya no hablemos de política– como Bárbara de Regil, que vende suplementos alimenticios y pretenden saber más que la ciencia, nos dejan muy claro que hay un enorme sector de personas que cree que lo que dice es lo que importa y no lo que hace.

Una disculpa ahí tampoco sirve de nada, mejor seguir viendo a la gente por lo que es, y así creer cuando algo venga del corazón y no de la presión de un community manager para quedar bien.