Teoría del enfermo / I
Hace ya más de treinta años que el científico multidisciplinario( biólogo, médico militar, etólogo, farmacólogo y psicólogo) Henri Laborit postuló la urgente creación de una e pide miosociología, una terapéutica general que asumiera la propensión colectiva ala enfermedad provoca da por las estructuras alienantes de la sociedad actual, que fomenta la competencia constante a través de la agresividad pero en la cual no triunfa ni el más inteligente ni el más fuerte sino el que posee medios materiales de dominación.
El origen de toda patología radica en lo que Laborit llamaba “inhibición de la acción”. La lucha o la huida, explicó, constituyen las únicas salidas fisiológicamente positivas ante la agresión continua, aunque las dos están reprimidas por los moldes sociales. “Es entonces cuando se recurre a una tercera vía de escape: la inhibición de la acción, y ella provoca perturbaciones neuroendocrinas nocivas para el individuo”. La causa de las enfermedades de la civilización (úlcera, hipertensión, obesidad, diabetes, impotencia sexual, fatiga crónica, insomnio, depresión, ansiedad, violencia, neurosis) está en el comportamiento (“el comportamiento es el enfermo”) antes que en lo somático, dado que el sistema nervioso es quien controla los desequilibrios biológicos originadores de la patología.
La postura de Laborit era opuesta a una medicina oficial que concibe la acción de agentes externos como los principales causantes de la casi totalidad de las enfermedades. No negaba la posibilidad de padecer infecciones bacterianas o virales cuando las condiciones eran óptimas desde el punto de vista del elemento invasor, sin embargo se preguntaba por qué lo eran tan frecuentemente para quien resultaba contagiado por ellas. En su perspectiva integral del enfermo y la enfermedad, dio cuenta de que la inhibición de la acción y sus efectos fatales crecían entre las capas sociales más desfavorecidas.
El origen de toda patología radica en
lo que Laborit llamaba “inhibición
de la acción”