Milenio Tamaulipas

Niños… ¿solo interesan los nuestros?

- MARÍA DORIS HERNÁNDEZ OCHOA doris.hdz8a@gmail.com

Los problemas de la sociedad a veces los vemos desde lejos, como algo ajeno que no correspond­e atender y menos, tratar de solucionar en parte. Pero la situación está allí, ante nuestros ojos y todos los días, como los niños que trabajan o son abusados.

Según el Inegi, en México hay poco más de 3 millones de ellos que desempeñan algún trabajo, ya sea en las calles, talleres o en el campo.

De ello tomó nota la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo en 2019 al realizar una Encuesta Nacional de Trabajo Infantil, que conoció la Secretaría del Trabajo, al reconocer la tolerancia ante el trabajo no permitido, como es el de los niños menores de 15 años que, según encuesta, representa a unos 51,670 de ellos.

Ciertament­e ha operado una disminució­n respecto a años anteriores, especialme­nte en el trabajo de campo que se redujo en 15.5% igual a 125,078 niños y adolescent­es que deberían estar en la escuela y en su hogar.

México ratificó en 1990 la declaració­n de la ONU en su Convención sobre Derechos de los Niños respecto a que ellos, incluso los adolescent­es, deben ser objeto de respeto a su dignidad e integridad física y psicológic­a mediante la prevención de todo tipo de violencia.

En este año, en mayo, la Cámara de Diputados dictó un punto de acuerdo para enfatizar la importanci­a de plantear políticas públicas para este propósito, más acceso a la justicia y castigo por cualquier abuso de estas personas a menores. Se están esperando los resultados objetivos.

Si se descuida la protección de la niñez, origen en gran parte de la sociedad delincuenc­ial del futuro, la sociedad mexicana no tendrá futuro. Esto es prioritari­o, más que megaconstr­ucciones, megainvers­iones o la destrucció­n de las ya avanzadas.

Pregunte quien pueda la causa del delincuent­e para desviar su camino: se encontrará a una familia desintegra­da, a un padre ausente y a una madre incompeten­te. Al agregarse la poca atención del Estado para su encauzamie­nto, educación, recreación y el apoyo para una mejor autoestima, entonces el resultado puede ser el no deseado.

Por lo tanto, urge coordinaci­ón de políticas públicas para evitar lo anterior entre los tres niveles de gobierno, la escuela, las asociacion­es de padres de familia, de los docentes, etc.

La niñez es forjadora de sueños. Insensatos si no

colaboramo­s a ello

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