Niños… ¿solo interesan los nuestros?
Los problemas de la sociedad a veces los vemos desde lejos, como algo ajeno que no corresponde atender y menos, tratar de solucionar en parte. Pero la situación está allí, ante nuestros ojos y todos los días, como los niños que trabajan o son abusados.
Según el Inegi, en México hay poco más de 3 millones de ellos que desempeñan algún trabajo, ya sea en las calles, talleres o en el campo.
De ello tomó nota la Organización Internacional del Trabajo en 2019 al realizar una Encuesta Nacional de Trabajo Infantil, que conoció la Secretaría del Trabajo, al reconocer la tolerancia ante el trabajo no permitido, como es el de los niños menores de 15 años que, según encuesta, representa a unos 51,670 de ellos.
Ciertamente ha operado una disminución respecto a años anteriores, especialmente en el trabajo de campo que se redujo en 15.5% igual a 125,078 niños y adolescentes que deberían estar en la escuela y en su hogar.
México ratificó en 1990 la declaración de la ONU en su Convención sobre Derechos de los Niños respecto a que ellos, incluso los adolescentes, deben ser objeto de respeto a su dignidad e integridad física y psicológica mediante la prevención de todo tipo de violencia.
En este año, en mayo, la Cámara de Diputados dictó un punto de acuerdo para enfatizar la importancia de plantear políticas públicas para este propósito, más acceso a la justicia y castigo por cualquier abuso de estas personas a menores. Se están esperando los resultados objetivos.
Si se descuida la protección de la niñez, origen en gran parte de la sociedad delincuencial del futuro, la sociedad mexicana no tendrá futuro. Esto es prioritario, más que megaconstrucciones, megainversiones o la destrucción de las ya avanzadas.
Pregunte quien pueda la causa del delincuente para desviar su camino: se encontrará a una familia desintegrada, a un padre ausente y a una madre incompetente. Al agregarse la poca atención del Estado para su encauzamiento, educación, recreación y el apoyo para una mejor autoestima, entonces el resultado puede ser el no deseado.
Por lo tanto, urge coordinación de políticas públicas para evitar lo anterior entre los tres niveles de gobierno, la escuela, las asociaciones de padres de familia, de los docentes, etc.
La niñez es forjadora de sueños. Insensatos si no
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