Milenio Tamaulipas

Leyenda china

- JORGE REYNOSO jreynoso54@gmail.com

Una joven llamada Li se casó y se fue a vivir con su marido y su suegra. Pasaron los meses y Li y su suegra discutían y peleaban cada vez más.

No soportando vivir más con ella, Li visitó al Sr. Huang, un viejo amigo de su padre, quien después de escucharla, tomó un paquete de hierbas y le dijo:

“No deberás usarlas de una sola vez para liberarte de tu suegra, porque ello causaría sospechas. Cada dos días pon un poco en su comida. Y para que nadie sospeche de ti, trátala de manera amigable. No discutas y ayúdala a resolver sus problemas”.

Así, Li cada dos días le servía una comida especial. Y para evitar sospechas, controló su temperamen­to, obedecía a su suegra y la trataba como si fuese su propia madre.

Después de seis meses, Li ya no la aborrecía ni discutía con ella. El comportami­ento de la suegra también cambió y ambas pasaron a tratarse como madre e hija.

Así, Li volvió con el Sr. Huang a pedirle ayuda para que las hierbas no mataran a su suegra, diciéndole: “Se ha vuelto muy agradable y la amo como si fuese mi propia madre. No quiero que muera por el veneno que le di”.

El Sr. Huang le dijo: “No te preocupes. Tu suegra no ha cambiado, la que cambió fuiste tú. Las hierbas que le di eran vitaminas para mejorar su salud. El veneno estaba en su mente, en su actitud, pero fue sustituido por el amor que le has dado”. Autor anónimo. Amigo lector: tratamos a otros con la misma conducta que de ellos recibimos. Todo lo que va, regresa: Las voces que vuelan, el eco las repite. La honestidad crea honestidad y la falsedad, falsedad. El que ayuda a otros, es ayudado por ellos. Quien crítica a todos, espera las críticas de todos.

La reciprocid­ad pone en juego la razón y el corazón. Nos invita a un intercambi­o constructi­vo de relaciones en el que no hay quien manda ni quien obedece, quien domina y quien es dominado, sino un fluido dar y recibir en un intercambi­o con sentido. Es el producto de cultivar relaciones de igualdad y de respeto.

Busque que entre el dar y el recibir exista equilibrio, que donde no hay reciprocid­ad siempre habrá perdedores.

Recuerde que si plantar es optativo y cosechar es obligatori­o, entonces sea más cuidadoso con lo que siembre. ¿Qué opina?

Donde no hay reciprocid­ad siempre

habrá perdedores

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