Milenio Tamaulipas

Anshu Jain, el tímido, pero brutal ex jefe del Deutsche

El banquero, que falleció el sábado a los 59 años, por dos décadas fue una figura fundamenta­l en el mayor prestamist­a de Alemania; “siempre tenía el cuchillo entre los dientes”, recuerdan colegas

- Jenkins en Londres OLAF STORBECK Con informació­n de: Patrick

Cuando Anshu Jain contrató a un antiguo empleado de Deutsche Bank en Cantor Fitzgerald en 2018, su rencor hacia su antiguo jefe se encendió .“Sentémonos y hablemos durante 15 minutos sobre nuestro tiempo en Deutsche”, le dijo a su nuevo colega .“Luego no volvamos a mencionar este tema nuncamás”.

Jain, que falleció este sábado a los 59 años a causa del cáncer, fue durante dos décadas una figura imponente en el prestamist­a más grande de Alemania, ascendiend­o hasta convertirs­e en su primer director ejecutivo no blanco y no germanopar­lante en 2012, para renunciar tres años después.

Descrito como “el mejor banquero de renta fija de su generación” por un colega, encabezó la conquista de Wall Street por parte de Deutsche, una misión que durante cerca de 15 años tuvo un éxito espectacul­ar, pero que terminó en una crisis existencia­l que persiguió al banco durante años después de lasalidade­Jain.

Nacido en Jaipur, India, en 1963, creció en Delhi, donde su padre era funcionari­o público y donde estudió economía en el Shri Ram College of Commerce. Salió de India para estudiar un MBA en la Universida­d de Massachuse­tts, Amherst. Sus años de formación profesiona­l los pasó en MerrillLyn­c ha principios de la década de 1990, donde conoció a la leyenda de Wall Street Edson Mitchell, un genio de los mercados de capitales y fumador empedernid­o que era conocido por su fuerte liderazgo y su estilo de vida extravagan­te.

En 1995, Deutsche se llevó a Mitchell y este se llevó a Jain con él. Bajo la influencia de su mentor, Jain implantó un estilo muy agresivo en la sala de operacione­s bursátiles, presionand­o a la gente a fijar los precios de las transaccio­nes de forma más mordaz, pero también a abandonarl­as sino con venía económica mente al banco.

El enfoque darwiniano de Mitchell caracteriz­ó la administra­ción de Jain en el banco de inversión. Para irritación de algunos colegas, a menudo creaba equipos diferentes para que se enfocaran en áreas de negocio muy similares, solo por competenci­a.

“Anshu era brutal. Siempre tenía el cuchillo entre los dientes”, recuerda

uno de sus subalterno­s. Tenía esa motivación por triunfar, aprender y saltar deunladoao­tro”.

Sin embargo, Ja in, padre dedos hijos, nunca adoptó el estilo de vida extravagan­teque era la norma en el mundo audaz y dominado por los hombres de la banca de inversión en aquella época.

“Eran días alocados, pero A ns huera

muy tímido”, dice Desiree Fixler, que conoció a Jain en Merrill Lynch y él la contrató como especialis­ta en créditos estructura­dos en De utsc he en 1996.

“Era el jefe más justo que he tenido. No juzgaba alas personas por su religión, raza o sexo ”, indicó.

“Cualquiera que haya trabajado con Anshu conoció a un líder apasionado de brillantez intelectua­l”, dijo el director ejecutivo de Deutsche, Christian Sewing, alabando “su energía y lealtad albanco”.

Ja in dedicaba gran parte de su tiempo libre a observarla fauna y la flora, perfeccion­ando sus habilidade­s como fotógrafo. En su oficina del Deutsche, junto a un retrato de Mitchell, había grandes fotos de tigres que él mismo habíatomad­o.

La mayor pregunta sin respuesta de su carrera es porqué el hombre descrito sistemátic­amente como uno de los banqueros más inteligent­es de su generación se equivocó en el impacto de los cambios regulatori­os en el negocio tras la crisis financiera.

Los reguladore­s desmantela­ron el modelo de negocio de alto riesgo y alta rentabilid­ad de Deutsche al imponer requisitos de capital cada vez más estrictos, tomar medidas enérgicas contra el apalanca miento y exigir controles internos más estrictos.

Otros bancos de inversión se apresuraro­n a recortar sus unidades de operacione­s bursátiles, pero Jain argumentab­a que la caída posterior a la crisis solo era un bache. Había visto cómo, tras la crisis asiática de 1998, Merrill Lynch suprimió las operacione­s de renta fija y luego se perdió de la recuperaci­ón unos años más tarde. De acuerdo con uno de sus confidente­s, estaba decidido a no cometer el mismoerror.

“Como director ejecutivo, siguió una estrategia de ‘hasta el último que quede de pie’ que me pareció equivocada y peligrosa”, dijo un alto funcionari­o de la administra­ción que trató con Jain en esa época. El funcionari­o añadió que esta fue una de las razones p orlas queBa Fin, el regulador alemán, presionó en 2015 para que fuera destituido como director ejecutivo.

Su salida sorprendió a Marcus Schenck, que se incorporó a Deutsche como director financiero seis meses antes de que se fuera Jain. “Él fue una de las razones clave por las que me uní a Deutsche”, dijo Schenck a Financial Times.

Su reputación sufrió de investigac­iones por conducta inapropiad­a y multas multimillo­narias para Deutsche. Sin embargo, BaFin lo exoneró de la acusación de mentir al regulador. Cualquier duda sobre su integridad era “fundamenta­lmente errónea”, insiste un colega y amigo de Deutsche. “Estaba equivocado y cometió errores”, dijo, y añadió: “Era un hombre íntegro, de palabra y siempre tuvo un sentido para las interaccio­nes inteligent­es y emocionale­s”.

Menos de dos años después de dejar Deutsche, Jain se incorporó a Cantor Fitzgerald como presidente. Sus amigos y colegas se quedaron perplejos cuando aceptó un puesto en una empresa mucho más pequeña que Deutsche. Jain dijo a sus amigos que esperaba crear en Cantor Fitzgerald una potencia de banca de inversión, sin las engorrosas restriccio­nes alas que se enfrentaba una gran institució­n.

Cuando le diagnostic­aron un cáncer de duodeno y los médicos le dijeron que solo le quedaba un año de vida, culpó a Deutsche y al estrés que le había causado su trabajo, según un confidente. Jain afrontó su enfermedad como todos los retos a los que se había enfrentado: analizando el problema, tratando de solucionar­lo y viendo hacia adelante. Llevó acabo una“exhaustiva investigac­ión personal” sobre este cáncer poco frecuente, dijo su familia, su muerte eran muy exagera dos ._ y añadió que sobrevivió cuatro años a su diagnóstic­o inicial. Nunca perdió el optimismo. Incluso 36 horas antes de su muerte, envió un mensaje aun amigo preocupado porque los rumores de

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KAI PFAFFENBAC­H Sobrevivió cuatro años a su diagnóstic­o inicial de cáncer de duodeno.

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