Periodismo sin ética
¿Es posible pensar en el periodismo sin ética? Los autores Miquel Rodrigo-Alsina y Laerte Cerqueira mencionan que, “en principio, la ética al periodismo se le supone. Al relato periodístico, por defecto, se le atribuye un componente ético a la hora de trasmitir una información cierta”, lamentablemente en la práctica, las relaciones entre ética y periodismo no están exentas de tensiones (y omisiones).
Algo que me parece relevante de lo que opinan dichos actores -y con lo cual coincido-, es que el periodismo sin ética deja de ser periodismo; puede entenderse como propaganda, noticias que no deberían haberse publicado o hasta un relato de ficción, pero periodismo no.
Incluso el periodismo sin ética pudiera no ser una distorsión de la realidad, pero sí un relato que atenta contra los derechos básicos de la ciudadanía: derecho a la intimidad, a la propia imagen o al buen nombre; es una forma irresponsable de querer informar, que rompe con su función social para con las y los ciudadanos y, por ende, deja de ser periodismo.
Y sí, en la actualidad somos bombardeados cotidianamente por este tipo de ‘periodismo’ que pudiéramos llegar a acostumbrarnos hasta normalizarlo, pero no significa que esté bien, ni mucho menos que deberíamos callarnos y dejar de exigir mejores prácticas dentro del periodismo, pues también como ciudadanos y ciudadanas tenemos derecho a la información.
Tal vez a este punto se pregunten: entonces, ¿Qué representa un periodismo con ética? ¿Cómo podemos identificar cuando estemos frente a una buena práctica en el periodismo? Primero que todo, hay que entender que el periodismo presupone que las voces son reales, que los relatos son fragmentos precisos y correctos de la realidad, por lo que la tarea de las y los periodistas consiste en reconstruir una historia lo más apegado a la realidad posible, siendo fiel y responsables al hacerlo.
La prensa tiene el privilegio de decir y decidir lo que dice, pero ante tal privilegio tiene por ende una gran responsabilidad: se espera de ella que informe con libertad y rigor acerca de lo que a la sociedad le interesa, por lo que la ética no puede quedar excluida en ese proceso, sino que debe estar presente y unir permanentemente a los medios con su público.
Es por ello que las y los ciudadanos no debemos permitir que los medios periodísticos en México, ni en ningún lugar del mundo, hagan periodismo alejados de la realidad o para desinformarnos, sino todo lo contrario: se les debe exigir a dichos medios el realizar su labor de la forma más ética y honestamente, a fin de mantener a la sociedad informada de lo que ocurre en el mundo.
Lamentablemente, sabemos que esto no sucede así y a veces son menores los ejemplos de periodismo con ética que los que solo buscan desinformar, desgraciadamente por cumplir con una agenda política o por dar respuesta a intereses de unos cuantos, violando el derecho a la información de todas y todos.
Pero no debemos quitar el dedo del renglón y exigir mejores prácticas en todos los rincones del país, aunque para ello es importante impulsar y respaldar los proyectos donde se generen buenas prácticas de periodismo (y sí, para que estos funcionen, necesitan ser financiados por organismos que no les exijan sacrificar su actuar ético y responsable a cambio de cumplir con una agenda).
No debemos quitar el dedo del renglón
y exigir mejores prácticas en todos los rincones del país