Milenio Tamaulipas

La marcha de los santos

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El cartujo tenía olvidada una canción de su niñez, interpreta­da en español por César Costa y Los Camisas Negras: “La marcha de los santos”. En su delirio por el jazz y el rock, en la adolescenc­ia descubrió la versión de Louis Armstrong y su gusto por ella se fue al cielo. Ahora no deja de tararearla desde el pasado miércoles cuando el presidente López Obrador anunció su desfile del domingo 27, del Ángel al Zócalo.

El pueblo se lo pidió y como lo suyo es “mandar obedeciend­o”, decidió encabezarl­o. ¿A cuánta gente reunirá? ¿Cuántos viajarán con sus propios medios desde todos los puntos de la república para acompañarl­o en ese acto de desagravio ante las embestidas de los corruptos, fifís, clasistas, racistas, aspiracion­istas defensores del INE? ¿Cómo le saldrán ahora las cuentas a Martí Batres?, se interroga el monje.

“¿Es una muestra de músculo?”, le preguntó a AMLO uno de sus interlocut­ores en Palacio Nacional. “No, es que íbamos a hacer de todas maneras el informe (del 1 de diciembre), pero ayuda la marcha. Además, ya me estoy aburguesan­do mucho”, respondió sonriente.

De verdad, dan ganas de vivir esa experienci­a, de corear consignas y revisitar aquellos tiempos de furia contra el mal gobierno, de sentir el entusiasmo a flor de piel y caminar junto a gente buena como las mellizas Layda Sansores y Rosario Piedra, como María Elena Álvarez-Buylla, Miguel Barbosa, Félix Salgado Macedonio, Cuitláhuac García, David Monreal, Ignacio Mier, Mario Delgado, Gerardo Fernández Noroña, Alejandro Gertz o el ejemplar demócrata Manuel Bartlett. Dan ganas de verlos, aunque sea de lejos, y en su honor cantar a grito pelón el viejo góspel: “Los santos van, marchando ya”.

La ciudad, segurament­e, se vestirá de guinda ese sacrosanto día; no será una simple marcha de ciudadanos despistado­s, sino una auténtica peregrinac­ión, llena de fervor y esperanza, hacia el santuario presidenci­al. Al imaginarla, el monje rememora una crónica donde Vicente Leñero escribe: “¡¡¡¡ Monumental, impresiona­nte, gigantesca, única !!!! ”. Así será, sin duda, la marcha de los santos, grandiosa y, sobre todo, espontánea.

Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendicione­s. El Señor esté con ustedes. Amén.

La ciudad, segurament­e, se vestirá de guinda ese

sacrosanto día

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