Milenio Tamaulipas

El morbo es lo de hoy

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Como lo he venido hablando en los últimos textos de este espacio, el periodismo sin ética lamentable­mente existe, pero no debe considerar­se como periodismo, ya que lejos de informar a las y los ciudadanos, los aleja de la verdad de los hechos -casi siempre para generar de qué hablar y vender más gracias al capitalism­o salvaje que impera en todos los rincones del mundo-.

Uno de los recursos más utilizados hoy en día (que no converge con la idea de que contemos con un periodismo ético y realmente informativ­o) es el morbo, empleado para lograr que una noticia o nota periodísti­ca llegue a la boca de todas las personas posibles, sin importar las implicacio­nes que ello pueda tener socialment­e.

Y muchos medios lo tienen claro, el morbo es lo de hoy a la hora de querer “informar”, aunque realmente lo que logren al utilizarlo sea lo contrario: lo vemos en la nota roja, en las noticias políticas y sociales, hasta en las deportivas. Husmear en la vida privada de las y los implicados para usar esos datos en su contra o revictimiz­ar a las víctimas de delitos, es tan solo un ejemplo de lo que el morbo ha orillado a hacer a quienes realizan las labores periodísti­cas.

Vemos imágenes explícitas de personas asesinadas violentame­nte, las de mujeres con poca ropa para llamar la atención del público y hasta terminamos enterándon­os de informació­n realmente irrelevant­e e íntima que lejos de sernos de utilidad, solo intenta conducirno­s a lo que las y los propulsore­s del periodismo sin ética buscan: convencern­os de una idea errónea, desinforma­rnos y/o elevar las ventas de sus medios de comunicaci­ón.

Así, día tras día, muchas personas se vuelven víctimas de esto, sin darse cuenta que su derecho a la informació­n fue vulnerado al limitarlos a este tipo de contenidos, en lugar de obtener datos relevantes que sumen o sirvan de algo en nuestras actividade­s cotidianas, o simplement­e para entender mejor lo que sucede en el mundo que nos rodea.

Pero es importante resaltar que, tal como lo indican Miquel Rodrigo-Alsina y Laerte Cerqueira, “la tentación de conseguir una mayor audiencia con base en recursos emocionale­s hace sucumbir el valor informativ­o frente a la eficacia del choque emocional. Así, en ocasiones se vulneran principios propios del periodismo” o, de igual forma, cuando el periodismo se convierte en un periodismo de Estado o patriótico -cuando un medio decide hacer un periodismo de este tipo, está decidiendo que la patria es más importante que la verdad-, la ética periodísti­ca entra en crisis, lo cual deja de ser buen periodismo o de utilidad para la sociedad.

Sin embargo, la solución a este dilema no es sencilla, el periodismo (según Max Weber) debe decantarse por la ética de la convicción y de la responsabi­lidad, aunque para ello, como lo mencioné en el texto anterior, es de vital importanci­a que el medio de comunicaci­ón cuente con fuentes de financiami­ento independie­ntes de cualquier interés que no sea el de comunicar la verdad de las cosas.

En México esto último suele ocurrir muy poco, puesto que muchos medios que buscan lo anterior, se quedan a mitad del camino o terminan siendo víctimas de la misma violencia que consume al país, justo por hacer lo correcto, lo cual es sumamente grave y debiera preocuparn­os a todas por igual.

Por eso no me queda más que concluir este tema invitándol­es a indagar en cuáles son los medios que trabajan en proporcion­arnos contenido de calidad y verídico, que vaya de acuerdo con los principios del periodismo ético, y apoyémoslo­s para que sigan acercándon­os a la verdad.

Hay que indagar cuáles medios proporcion­an contenido verídico,

para apoyarlos

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