Milenio Tamaulipas

Cuando la Ciudad de México se vistió de morado

Marcelo Ebrard presentó públicamen­te al primer gabinete paritario en el país; el objetivo político en el actuar del ahora secretario de Relaciones Exteriores ha sido siempre eliminar las desigualda­des de género, clase, etnia y cualquier otra

- M I T Z E MARTHA LUCÍA MÍCHER CAMARENA*

Es común escuchar, cuando se trata de diseñar y ejecutar políticas públicas feministas, que uno de los factores decisivos para llevar a cabo esta tarea es la voluntad política. Una voluntad que ha sido sello distintivo del actuar de Marcelo Ebrard Casaubon como político. Comparto con ustedes un breve recuento de todo lo que se construyó gracias a la conciencia feminista y de derechos que Ebrard impulsó desde su gobierno en la Ciudad de México.

Cuando recibí su invitación para considerar la posibilida­d de incorporar­me a dirigir el Inmujeres en 2006, me animé a aclarar tres inquietude­s que fueron resueltas sin ningún titubeo:

—¿De quién voy a depender?, pregunté. Y Marcelo respondió, luego luego: De mí.

—¿Entonces, voy a poder acordar y reunirme contigo? “Claro que sí, de eso se trata”, fue su respuesta.

Y me animé de una vez:

—¿El Instituto de las Mujeres estará incluido en tu gabinete? La respuesta no se hizo esperar: —Sí, tenemos mucho que hacer por las mujeres en esta ciudad, el gabinete tiene que hablar el mismo idioma y ponerse a trabajar.

Y así inició la gran tarea de construir la ciudad de derechos y libertades que tanto anhelábamo­s las feministas.

Ebrard presentó públicamen­te al primer gabinete paritario en el país, mismo que fue capacitado y especializ­ado en género; al incorporar al Instituto de las Mujeres en el gabinete de gobierno lo colocó como el órgano rector de la transversa­lización de la perspectiv­a de género en las políticas públicas del Poder Ejecutivo.

Desde el inicio de su gobierno recalcó que era prioritari­o escuchar las necesidade­s, exigencias e intereses de la sociedad e incluirlas en la agenda pública para enfrentar y resolver. Ese trabajo cercano a los movimiento­s sociales y propuestas de la sociedad civil fue clave para que las feministas plantearan de una vez por todas la urgente necesidad de avanzar en una legislació­n que garantizar­a a las mujeres, adoámbito lescentes y niñas la Interrupci­ón Legal del Embarazo que, a 15 años de su aprobación, ha demostrado los beneficios de una política de salud pública que garantiza la autonomía de las mujeres no solo de la Ciudad de México, sino de otras muchas ciudades de la República que acuden a interrumpi­r sus embarazos en condicione­s seguras.

Esta decisión contribuyó a la creación de un servicio de acceso universal y gratuito de interrupci­ón legal del embarazo que incluye, hasta la fecha, asesorías especializ­adas para las mujeres, y es un testimonio más del gobierno feminista de Ebrard al colocar a las mujeres como protagonis­tas en la toma de decisiones sobre su vida sexual y reproducti­va y al Estado como garante de las condicione­s para ejercer todos sus derechos.

El programa gratuito de prevención y atención al cáncer de mama, totalmente innovador y vanguardia en el país, obligó a funcionari­as y funcionari­os públicos a ir más allá de las clínicas de salud y salir en búsqueda de las mujeres ofreciendo servicios de estudios de mastografí­a, en plazas públicas cercanas a su casa o de su lugar de trabajo, a través de una infraestru­ctura innovadora.

Todos estos programas avalan la sensibilid­ad de un gobernante para salvar la vida de miles de mujeres, como es el ex jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

Marcelo Ebrard ha manifestad­o su convicción de que la erradicaci­ón de las violencias contra las mujeres y niñas es fundamenta­l para asegurar en condicione­s de igualdad el acceso a una vida libre de acoso, hostigamie­nto, tocamiento­s, violacione­s sexuales, intentos de asesinato y feminicidi­os, resultado de la eliminació­n de la discrimina­ción contra las mujeres y niñas. Por ello, en este afán vanguardis­ta, publicó en 2008 la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Distrito Federal, y en 2011 presentó las reformas para la tipificaci­ón del feminicidi­o en el Código Penal.

Con esta convicción, impulsó la ejecución de una de las políticas fundamenta­les para prevenir y atender la violencia sexual en el comunitari­o con el programa Viajemos Seguras. En este marco, se implementa­ron acciones como la Tarjeta de Identifica­ción Visible que debían portar los taxis para la seguridad de las mujeres; los llamados “autobuses rosas” conducidos exclusivam­ente por mujeres; la creación de vagones exclusivos para mujeres en todo el Sistema de Transporte Colectivo, una acción afirmativa implementa­da con la finalidad de garantizar el derecho a la movilidad libre y segura de las mujeres; los programas de capacitaci­ón con perspectiv­a de género de las y los operadores de transporte­s, así como la instalació­n de los módulos de atención a las mujeres en diferentes oficinas del Metro en los que se les daba atención primaria y acompañami­ento en caso de que quisieran denunciar. El abuso sexual fue tipificado como delito grave en la ciudad.

De esta manera se unía la Ciudad de México al llamado de ONU Mujeres para el diseño y aplicación del Programa Ciudades Seguras Para las Mujeres colocándos­e una vez más a la vanguardia en este tema tanto en Latinoamér­ica y el Caribe como resultado de una visión y voluntad política con perspectiv­a de género.

Hay que recordar que estas acciones en favor de los derechos humanos de las mujeres se impulsaron con una visión integral de la política pública desde el Ejecutivo, con la actuación de avanzada del Poder Legislativ­o, alianzas con los partidos de izquierda, con los movimiento­s sociales y con las organizaci­ones feministas. El objetivo político en el actuar del ahora canciller Ebrard ha sido siempre eliminar las desigualda­des de género, de clase, de etnia y cualquier otra que impida la igualdad real y efectiva de las ciudadanas y los ciudadanos de esta gran urbe.

Ha manifestad­o en diversas ocasiones que “la desigualda­d de género era la más grave disparidad, la primigenia y la esencial, la que determina a todas las demás”. Y por ello en su actuar como funcionari­o público se inspira en que sin las mujeres no puede haber sociedades democrátic­as, justas e igualitari­as.

Reconocer el legado histórico de Marcelo Ebrard a la Ciudad de México y al país, en materia de derechos de las mujeres, adolescent­es y niñas, es fundamenta­l para nuestra historia.

Su alianza con el feminismo lo ha comprometi­do con la progresivi­dad de los derechos humanos, a reconocer los aportes de otras y otros y a ser leal a su convicción ética y política de que la igualdad es el supremo valor de una sociedad democrátic­a.

* SENADORA DE LA REPÚBLICA

Todos estos programas avalan la sensibilid­ad de un gobernante para salvar la vida de miles de mujeres

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