Cómo pensar las políticas en medio de una policrisis El FMI tiene mala previsión para China
Opinión. Tenemos una escalada inflacionaria global que emana de las disrupciones causadas por una pandemia y por las medidas gubernamentales, además del brete energético provocado por la guerra
Bienvenidos a la policrisis, un mundo en el que, como dice el historiador Adam Tooze, las “crisis económicas y no económicas” se enredan “hasta el fondo”.
Tenemos una crisis de inflación que emana de las disrupciones causadas por una pandemia y las respuestas políticas a esta, además de una de energía provocada por una guerra que a su vez, se relaciona con la ruptura de las relaciones entre grandes potencias. El lento crecimiento, el aumento de la desigualdad y la excesiva dependencia en el crédito socavó la estabilidad política en democracias de altos ingresos.
El auge del crédito condujo a una gran crisis financiera cuyo resultado fue una década de tasas de interés ultrabajas y, por lo tanto, una mayor fragilidad financiera en el mundo. A esto se suma la amenaza del cambio climático.
Es conveniente pensar sobre el mundo en silos intelectuales, enfocándose por turnos en la macroeconomía, las finanzas, la política, el cambio social, las enfermedades y el medio ambiente, con exclusión de los demás. En un mundo razonablemente estable, esto puede incluso funcionar bien. La alternativa de pensar en las interacciones entre estos aspectos de la experiencia también es demasiado difícil. Pero a veces, como ahora, resulta ineludible.
No solo es una verdad teórica que todo depende de todo lo demás. Es una verdad que ya no podemos ignorar en la práctica. Como suele advertir mi colega Gillian Tett, los silos son peligrosos. Tenemos que pensar de forma sistémica. Los economistas deben reconocer cómo la economía está interconectada con otras fuerzas. Navegar por las tormentas de la actualidad nos obliga a desarrollar una comprensión más amplia.
Esto no es un argumento contra el análisis detallado de los elementos individuales del pano
La actual pandemia de covid-19 y los problemas en el sector inmobiliario chino suponen riesgos para la economía de la nación asiática, dijo la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, quien añadió que la entidad podría tener que revisar a la baja su proyección de crecimiento, publicó Reuters. En una intervención en Berlín, Kristalina Georgieva comentó a periodistas que el FMI había previsto un crecimiento de 3.2% para la economía china en 2022, que mejoraría a 4.4% en 2023, pero que los riesgos eran “a la baja” con la posibilidad de una revisión. China tiene margen fiscal para impulsar su economía y contrarrestar la presión a la baja, destacó la funcionaria. Añadió que Pekín también estaba estudiando la posibilidad de alejarse de su política de cero covid y avanzar hacia una respuesta más específica, lo que ayudará a reducir las interrupciones de la cadena de suministro y contrarrestar la desaceleración. rama. Los economistas deben seguir examinando cuidadosamente los que conocen, porque son complejos e importantes. Por esto, los datos y análisis del último informe de la OCDE siguen siendo valiosos y esclarecedores. Pero, inevitablemente, también omiten aspectos vitales.
Consideremos, entonces, lo que el informe dice sobre la situación económica.
Primero, la crisis de energía en síesrealmenteenorme.Elporcentaje del PIB de los miembros de la OCDEquesedestinaalusofinalde la energía está cerca de 18 por ciento, el doble que en 2020. En Europa, debe ser mucho mayor. La última vez que la proporción fue tan alta fue a principios de la década de 1980, durante la crisis del petróleo provocada por la invasión de Irán por Saddam Hussein.
En segundo lugar, las presiones inflacionarias son fuertes y generalizadas. Una vez más, esto tiene ecos de la inflación de principios de la década de 1980, que se produjo después de la que se vivió en la década de 1970. En la actualidad, la crisis de los precios de la energía provocada por la guerra en Ucrania se produjo luego de las conmociones negativas al suministro y de las conmociones positivas de la demanda provocadas por el Covid. Esta combinación de choques de oferta y demanda con grandes reducciones de los salarios y pérdidas de ingresos nacionales en los países importadores de energía hace que la labor de los bancos centrales sea extremadamente difícil.
En tercer lugar, es probable que se produzca una fuerte desaceleración del crecimiento económico mundial entre 2022 y 2023. Se pronostica que este último sea de 2.2 por ciento. Además, la mayor parte será generado por