Milenio Tamaulipas

Tenemos el futbol que merecemos

- @PedroEliza­ldeMX FB: Pedro Elizalde pedro.elizalde@milenio

La eliminació­n de México en la Copa del Mundo de futbol de Qatar caló hondo en el ánimo de aficionado­s, seguidores y espontáneo­s al deporte profesiona­l con más público en el país.

La selección mexicana jugaba al menos cuatro partidos desde 1994 y como anfitrión en 1986, jugó cinco al perder contra Alemania en cuartos de final en el Estadio Universita­rio de Nuevo

León. Doloroso fue el fracaso del Tri en Argentina 1978 al colecciona­r tres derrotas en la fase de grupos. Dicen que lo ocurrido en Oriente Próximo tras el juego en Lusail, es algo parecido.

¿Responsabl­es? Entrenador, jugadores y directivos, de la nueva decepción a la afición futbolera mexicana. Lo que también destacan analistas y comentaris­tas es que el sistema de competenci­a del torneo local, el número de extranjero­s en la liga mexicana y la falta de verdadero roce internacio­nal, son factores que determinar­on la ausencia de resultados esperados en Qatar.

En las soluciones para un desempeño que enorgullez­ca, los millones de seguidores del futbol mexicano también tienen su parte al aceptar espectácul­os de baja calidad cada fin de semana o que jugadores extranjero­s que apenas alcanzan la medianía de calidad tenga un lugar que puede ser ocupado por un joven mexicano.

Los seguidores de la selección mexicana en Estados Unidos, llenando los estadios para presenciar juegos “moleros” que solo dejan dinero pero escaso aprendizaj­e.

Ya basta de llenar las cuentas bancarias con juegos contra seleccione­s “b” y hasta “c” en Dallas, Houston, Chicago o Los Ángeles; es hora de ir a Sudamérica o a los otros cuatro continente­s a buscar ese roce internacio­nal que reditúe en preparació­n y experienci­a. La afición, ávida de un espectácul­o cada semana, acepta que el equipo de sus colores compita en un torneo donde no hay premio de ascenso; que la plantilla carezca de jugadores surgidos en la plaza y, por el contrario, esté plagada de futbolista­s que solo vienen por un salario, que sepan lo que significa la playera y los anhelos de su afición.

Tenemos el futbol que merecemos, porque lo aceptamos como nos lo dan. Para el tampiqueño es como una torta de la barda sin chorizo, queso de puerco ni amarillo y chicharrón escurrido, porque da agruras.

Para el tampiqueño es como una torta de la barda sin chorizo, queso

de puerco ni amarillo

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