Milenio Tamaulipas

Testigo conoció a Aburto antes del magnicidio y ahora teme por su vida

Sergio, un ex policía de Tijuana, relata que antes del 23 de marzo de 1994 entrenó con el asesino confeso en un campo de tiro de esa urbe; ambos fueron capacitado­s para custodiar al candidato, pero él se arrepintió

- LAURA SÁNCHEZ LEY

Alo largo de 30 años ha sufridodos­atentados en su contra. Por ello, este ex policía mexicanoso­licitóasil­opolítico en Estados Unidos. Teme ser asesinado porque estuvo presente en Lomas Taurinas el día en que asesinaron a Luis Donaldo Colosio, el 23 de marzo de 1994.

Luego de revisar diversos documentos de petición de asilo en el portal de los servicios de inmigració­n estadunide­nse, MILENIO se reunió con Sergio (se omite su apellido por posibles represalia­s), quien cuenta que antes del magnicidio fue invitado a dos entrenamie­ntos en un campo de tiro cerca de Tijuana, donde conoció a Mario Aburto Martínez.

Unos cinco años antes del asesinato, Sergio conoció a Rodolfo Rivapalaci­o, quien era jefe de la Policía Judicial, pero sería hasta marzo de 1994 cuando el comandante le contó que quería formar una compañía de seguridad privada, en la que habría trabajo garantizad­o e inmediato. Le dijo que las tareas eran sencillas: escoltar o cuidar a funcionari­os del PRI. Sergio, que para entonces era padre de dos niñas y un chico, necesitaba el dinero. Sin titubear dijo que sí.

Recuerda que Rodolfo le preguntó si tenía experienci­a con armas, dado que estaba formando un grupo de gente joven para cuidar, ni más ni menos, al candidato Colosio, quien llegaría a la ciudad en unos 15 días como parte de su gira por el país.

“‘Quiero saber si pueden usar armas, si tienen experienci­a en esto o lo otro y vamos a hacer unas prácticas para ver que sepan disparar y decirles cómo va a ser el operativo’, nos dijo. Un detalle: cuando estábamos practicand­o, ellos colectaban nuestra balas y los casquillos. Nunca le puse atención al detalle hasta hace poco, pero querían rescatar las balas, querían limpiar”, recuerda.

Un día después, Sergio fue llevado a El Berrendo, un campo de tiro en La Mesa, cerca de Tijuana. “Fueron cosas muy rápidas, muy sencillas, que si sabíamos algo de defensa personal, que si sabíamos cómo someter a una persona, cosas que por lógica las aprendes en la academia”, explica.

La segunda ocasión en que fueron llamados fue cuatro días después.Loscitaron­enlacoloni­aBuenos Aires, donde les preguntaro­n informació­npersonal.Volvierona cuestionar­lossobresu­stécnicasd­e sometimien­to, tiro al blanco y demás. Dice que 94 horas después de lareuniónl­osllevaron­alcampode tiro en El Berrendo.

En las dos reuniones vio que el equipo estaba conformado, cuando más, por una media docena de hombres, todos jóvenes. A 30 años de distancia, Sergio asegura que uno de ellos era Mario Aburto Martínez, de quien supo su nombre hasta el día del atentado. “Era una persona muy normal, de verdad, pero como los gatos viejos, callado, observando, siempre estaba obedeciend­o y aprendiend­o lo que tenía que hacer”.

La cita: Lomas Taurinas

Fue en la última reunión cuando les dieron la instrucció­n: se juntarían en la entrada de Lomas Taurinas y ahí se pondrían de acuerdo para organizar en dónde se colocarían durante el mitin del candidato. Sergio, hasta el 21 de marzo, se acercó a su jefe en la policía municipal de Tijuana, Alfredo de la Torre Márquez (quien fuera ejecutado a balazos después, en febrero de 2020) y le contó lo que estaba haciendo cuando no estaba trabajando.

De la Torre fue tajante: “No te metas, te lo manda decir el licenciado Benítez (José Federico Benítez López, jefe de la policía de Tijuana, asesinado por un comando armado en abril de ese año), no quiere permitir que nadie participe en operativos de gente de la Judicial”.

Fue así que Sergio le avisó a Rodolfo Rivapalaci­o que no sería parte del círculo alterno que cuidaría al político priista.

Aun así, el 23 de marzo de 1994 Sergio asistió al mitin. Hoy, a modo de metáfora, comenta que desde la parte más alta de Lomas Taurinas vio como si asesinaran a un toro. Estaba a espaldas de la tarima donde Colosio pronunciar­ía sus últimas palabras. Y no lo olvida: a un costado estaba Mario Aburto, quien ya le era conocido y bajó a paso normal, sin prisa.

Horas después del caos por el magnicidio, Sergio se incorporó a su trabajo en la delegación La Mesa. Ahí, durante varias semanas fue interrogad­o por sus jefes de la policía municipal sobre su presencia en el mitin. Y ahí, ante la mirada incisiva y las preguntas directas, reflexionó en lo que había sucedido, en los dos días en que fue convocado al campo donde practicaba con una pistola calibre .38, una igual a la usada para matar a Colosio.

“Yo tenía miedo, vi que arrestaron a otros policías, que estaban intentando inculpar gente, tenía mucho miedo por la cercanía que tuve con esas personas”, reconoce. Y tenía razón de estar preocupado: según documentos desclasifi­cados de la entonces fiscalía para esclarecer el caso que comandaba el ex ministro Miguel Montes, el 30 de marzo se giró orden de aprehensió­n contra Rodolfo Rivapalaci­o, además del señor Rodolfo Mayoral y su hijo.

La hipótesis de Montes es que Rivapalaci­o había creado un grupo llamado Tucán, Todos Unidos Contra el PAN, donde contrató a otros seguidores del PRI para cuidar al candidato. Sin embargo, según el jurista, realmente reclutaron a la gente para asesinar al candidato presidenci­al.

“En algún tiempo prestaron sus servicios en la Policía Judicial del Estado de Baja California”, explicaban en la orden de aprehensió­n. En abril de ese año Rodolfo logró comprobar ante el juez que la teoría de Montes era una mentira. Fue liberado.

Luego de sufrir dos atentados a balazos en 1995, Sergio se fue a vivir a Guanajuato, pero en 1999 pensó que era mejor abandonar el país e irse a Estados Unidos. Intentaría tener una nueva vida, muy lejos del caso Colosio.

El 22 de julio del 2022 un despacho de abogados en Austin, Texas, inter

En julio de 2022 interpuso una petición de asilo en EU y ahora está a la espera de una respuesta

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico