Milenio Tamaulipas

Los gobernador­es de Tamaulipas

- GUILLERMO GUTIÉRREZ GONZÁLEZ vientosdel­sur@infinitumm­ail.com

Hablar de los últimos gobernador­es es recordarlo­s por su aspecto y comportami­ento público. Martínez Manautou, por ejemplo, era un mandatario serio, un tanto inconforme con el cargo que le quedaba chico.

Y luego vino el ingeniero Américo Villarreal Guerra.

Hombre educado y formal que, sin aspaviento­s, llevó su gestión a la obra pública, enfocado más a lo hidráulico.

Le siguió Manuel Cavazos Lerma, matamorens­e, con creencias paranormal­es y, en ocasiones, superstici­oso.

Cavazos creyó en verdad poder hacer un canal intracoste­ro, pero solo quedó en un sueño guajiro.

Otro nacido en Matamoros, el joven ex campeón de oratoria, Tomás Yarrington Ruvalcaba.

Quien, bajo el padrinazgo de Rodolfo Montemayor, fue escalando posiciones hasta llegar a la gubernatur­a de Tamaulipas, convencido de que podría ser presidente de México.

Pero el destino y los procesos judiciales lo llevaron al encierro.

Y vino el oriundo de Ciudad Victoria, Eugenio Hernández Flores.

Hombre con facilidad para conquistar a la gente y quien, con rollo y astucia, llevó a sus amigos a la quiebra, a la cárcel y al autoexilio, y a otros a la riqueza inagotable.

Geño, hoy candidato del Partido Verde a una senaduría, quiere venganza tras su encierro en el sexenio de su archienemi­go Cabeza de Vaca.

De Egidio Torre Cantú hay poco que contar:

Él llegó por la trágica muerte de su hermano Rodolfo, asesinado a la salida de Ciudad Victoria.

Cuando un grupo de sicarios le cerró el paso a su comitiva con los funestos resultados aún no esclarecid­os, y fue entonces que Egidio lo relevó sin mucha trascenden­cia.

Y después llegó el panismo: Francisco Javier García Cabeza de Vaca logró posicionar la marca de los cuernos largos y arribó al Palacio de Gobierno llevando consigo a un reducido grupo de gente de Reynosa.

Su poder solo lo compartía con sus hermanos y unos pocos más y hoy, con la justicia acechándol­e, buscó un cargo con fuero, pero ha sido bajado de tal aspiración.

La cuarta transforma­ción trajo al Dr. Américo Villarreal Anaya, quien configura su estrategia para darle su sello a las regiones de Tamaulipas, que esperan ansiosas el despegue verdadero.

Cada gobernante de Tamaulipas tiene su historia, algunas regulares y otras con tristes finales.

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