Milenio Tamaulipas

“El cuento es un vehículo para fisgonear muchos temas”

La escritora vuelve a sus orígenes con El lado salvaje, un libro de relatos en los que predominan el misterio, la soledad, el amor, los accidentes y el erotismo

- VICENTE GUTIÉRREZ CIUDAD DE MÉXICO

Mónica Lavín (México, 1955) volvió a sus orígenes y pudo hacer algunas travesuras con El lado salvaje (Tusquets), un libro de cuentos que escribió durante 10 años de su vida, en los que perdió a sus padres, dejó su casa de años y se convirtió en abuela. En entrevista con MILENIO, la autora aseguró que el cuento le permite ver la oscuridad del alma humana más claramente y hablar de las historias en las que reina el misterio, la soledad, el amor, los accidentes y el erotismo.

¿Vuelves a tus orígenes?

Publiqué tres libros de cuentos antes de mi primera novela, Tonada de un viejo amor, y siempre pensé que sería cuentista pero la novela también me gustó. En el cuento no se te pueden ocurrir muchos cuentos seguidos, es un proceso, un clic con algo y entonces viene una historia. Necesita mucho trabajo y tiempo para que la veas con distancia. Estoy muy contenta con el libro porque siento que me da una voz, me permite en este género mirar con palabras y hacer propuestas que se parecen a mi inquietud inicial

como escritora: una historia compacta que revele algo. Creo que el cuento, por lo menos a mí, me permite ver la oscuridad del alma humana más claramente.

¿Qué encuentras en el género?

Es mi lupa y pienso que es como esos lentes que tienen los oftalmólog­os, con muchos lentecitos, y en el libro de cuentos es ir colocándol­os e ir viendo diferentes cosas: ver la opacidad en una circunstan­cia. Además es un género adrenalíni­co y luego el trabajo puede ser muy fino porque lo puedes trabajar como relojería. La novela la vas a tratar de limpiar y que quede la prosa y el ritmo, pero nunca vas a poder tener este trabajo tan concentrad­o como en el cuento.

¿Los relatos muestran a una Mónica salvaje?

¡Sí! (risas) Yo también creo que el cuento me permite esa expresión. Me interesa esa ambigüedad de quiénes somos y creo que en el cuento puedo explorar otros personajes, sucesos y muchas de esas contradicc­iones. No hay cuento literario sin malicia, sin estar viendo algo más, es una mirada que está explorando otras cosas y el cuento, en su brevedad, me permite poner al microscopi­o varias cosas. Lo más interesant­e, quizás, es su lado salvaje, que es también el lado más frágil y el más expuesto porque no se está cuidando.

¿Qué temas acechan en tus historias?

Tienen que ver mucho con asuntos cotidianos, con territorio­s en los que creemos estar cómodos, pero donde hay una especie de acechanza siempre, pero no viene de lo sobrenatur­al ni de lo explícito, sino de algo que puede pasar y perturbar tu tranquilid­ad. Muchos tienen que ver con el paso del tiempo, con distintas generacion­es de mujeres y hombres que están detenidos en los cuentos y van rozando algo que se les vuelve en contra. Todos los personajes en realidad hacen actos inocentes, pero creo que todo tiene que ver con nuestras partes más frágiles.

¿Por qué tardaste 10 años en escribir los cuentos?

Tengo un arco de cuentos muy largo. Yo ya tenía un libro más chico y vino la pandemia y escribí un libro sobre mis padres (Últimos días de mis padres) y entonces empecé a pensar otros temas de cuentos. Me di cuenta de que el tema de la vulnerabil­idad me interesaba, creo que somos vulnerable­s siempre, pero amueblamos la vida con las cosas que nos dan bienestar para eludir lo que siempre nos está acechando y vamos nadando la vida. Estos cuentos tienen que ver con nadar el río de la vida, cada quien lo nadamos como podemos.

En esta década, la escritora vivió muchas situacione­s: la muerte de tus padres, dejar su casa de años en Coyoacán, ser abuela.

¿Cerraste partes de tu vida con este libro?

Sí, no lo había pensado (risas). Tengo otra vida con más libertad. Creo que con el tiempo se conquista una libertad que parece ser un patrimonio de la juventud, pero pienso que es mentira, no me quiero creer eso o a lo mejor es por eso que sale el lado salvaje. Creo que me tomo libertades con el cuento, es un buen vehículo para que yo ande fisgoneand­o muchos temas, posibilida­des, para que sea más traviesa también, más irreverent­e.

Hay en tu mesa un libro de Alice Munro (1931-2024), quien también apostó por el cuento. ¿La admirabas?

Cuando ganó el Premio Nobel, quienes éramos mujeres cuentistas lo celebramos y en general también, pero a mí me parecía maravillos­o que se le diera a una mujer y por el cuento, que es un género menos leído que la novela. A veces es tratado como un género menor y no lo es, es otra mirada y pide otras cosas. Alice Munro es una clara demostraci­ón de que hay un cúmulo de escritores interesant­es forjando una tradición.

“Creo que con el tiempo se conquista una libertad que parece ser un patrimonio de la juventud”

¿Fue una influencia para ti?

No la veo muy clara y muy directa, pero cuando la leía me sentía cerquita de los temas y de su mirada. Ella tiene más largo aliento en sus

_ cuentos, pero la manera en que ve, consutilez­a,yomesentía­afínaeso, con ganas de decírselo. Era una autora precisa en la manera en la que mira la condición humana, y con mucha elegancia.

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 ?? JESÚS QUINTANAR ?? Sobre Alice Munro, quien falleció el día 14 y es considerad­a maestra del cuento, dice que le gusta la manera elegante en que mira la condición humana.
JESÚS QUINTANAR Sobre Alice Munro, quien falleció el día 14 y es considerad­a maestra del cuento, dice que le gusta la manera elegante en que mira la condición humana.
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