MUJERES Y EDUCACIÓN
Desde el siglo XIX, la educación para las mujeres ha sido el pasaporte para su desarrollo y las oportunidades para acceder a la vida pública. Los avances históricos han significado la construcción de una masa crítica que jugó un papel sustantivo en la obtención de los derechos para las mujeres.
La escuela para niñas que impulsó en Yucatán, Rita Cetina; la coeducación surgida en el siglo XIX y los estímulos de los movimientos sociales han impulsado el deseo de millones de mujeres para conocer, saber, entrenarse en profesiones no tradicionales y fortalecer sus impulsos intelectuales.
A pesar de ello, todavía los mensajes estereotipados, las representaciones femeninas en los libros de texto y el contexto ideológico social, impide en México que muchas más mujeres ingresen a ingenierías, carreras como matemáticas o astronomía; impide que se lancen a grandes proyectos tecnológicos o empresas para el futuro y la modernidad, pasando por los temas a resolver, como el medio ambiente, donde habrá grandes oportunidades económicas.
Un examen de esta circunstancia y lo importante de reconocer que la educación es clave para la igualdad sustantiva es lo que hacemos en este número de Todas, pensando que las niñas, ahora mayoría numérica en la educación básica, deben ser alentadas para su desempeño en la ciencia, la tecnología, la industria y los negocios. El orgullo de saber e investigar, tendrá que ser alentado en todas las familias, pero también en el Sistema Educativo Nacional.
Sabemos sin duda, que las mujeres hemos experimentado cambios significativos en la participación en lo público, particularmente el mayor acceso a la educación técnico-profesional y profesional, y al mundo de trabajo remunerado.
Pero los problemas siguen siendo las desiguales condiciones en las que nos insertamos, la discriminación y violencia estructural que afecta nuestra permanencia y pleno desarrollo en estos espacios. Hoy nos acercamos en este número a algunas de sus explicaciones y salidas.