MAURICIO LÓPEZ VELÁZQUEZ
En nuestro país, 2 de cada 10 ingenieros son mujeres, algo similar ocurre en todo el mundo.
Director General del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos
Llama la atención que en México solo 2 de cada 10 profesionales de la ingeniería sean mujeres. En el resto del mundo, y a pesar de los avances de las últimas décadas, las tendencias son similares o peores. Esto es importante porque, primero, se desaprovecha el potencial y aporte femenino en las ingenierías: su experiencia, valores y puntos de vista, los cuales pueden enriquecer la creatividad, la cultura organizacional y los procesos productivos en un coto tradicionalmente masculino. Segundo, aun en puestos con los mismos niveles de responsabilidad, las mujeres ganan entre 7 y 40% menos que los hombres. Dado que las carreras en ingeniería promedian sueldos más altos que otras carreras, la disparidad de género en ingenierías contribuye a la desigualdad entre los ingresos generales de hombres y mujeres. Por otra parte, la industria padece la escasez de perfiles adecuados para cubrir sus vacantes en ingeniería y potenciar su desarrollo, por tanto, la baja participación de las mujeres tiene también un impacto negativo en la economía en general.
En el Laboratorio de Innovación e Investigación Educativa (LINE) del Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina (CREFAL) creemos que la desigualdad entre hombres y mujeres en las carreras de ingeniería afecta a toda la comunidad. Por esto, y conscientes de la necesidad de generar investigación que tenga aplicación práctica y posibilidad de incidir en la vida de las personas, diseñamos una intervención para mujeres adolescentes. Creemos que podemos orientar las intenciones de estudio de las alumnas de bachillerato hacia áreas del conocimiento relacionadas con la ingeniería. Buscamos que la intervención pueda replicarse en la región y escalarse para incidir en las oportunidades de desarrollo de más mujeres en América Latina y el Caribe.
¿Cómo logramos lo anterior? El primer paso es preguntarnos: ¿por qué las mujeres no se deciden por la ingeniería? Quienes investigan y han estudiado largamente este tema, hablan de cierto consenso sobre las razones.
Para empezar, la ingeniería ha sido un ámbito laboral típicamente masculino y, por tanto, resulta difícil para las mujeres identificarse con él. Además, esta tendencia a lo largo del tiempo ha causado que no existan suficientes role models femeninos, es decir, las niñas rara vez crecen idealizando una vida cercana a la ciencia o la ingeniería. También, se ha identificado que las mujeres prefieren carreras con una contribución social explícita. Esto es, esperan que su trabajo tenga un impacto positivo y visible en su entorno. Aunque el desarrollo de tecnologías tiene posibilidades reales de impactar positivamente en el entorno, lo anterior no siempre se comunica a las aspirantes de manera explícita.
También, más allá de los intereses, es común que los niños desarrollen sus habilidades matemáticas más que las de lectoescritura durante su vida escolar. Con las niñas sucede lo contrario. Otro factor clave a la hora de definir una carrera es, como podría esperarse, el contexto familiar: los padres suelen tener una opinión negativa acerca de la participación femenina en la ingeniería.
Otro factor es que, las mujeres con hijos reciben poco apoyo y comprensión en ambientes dominados por hombres y, encima, trabajan jornadas dobles: la primera en la oficina, y la segunda en casa, cuidando de sus pequeños. En resumen, se espera tradicionalmente más en casa de una mujer que de un hombre.
Basándonos en la evidencia anterior, decidimos orientar nuestra intervención hacia algunas de las raíces más importantes del problema: buscaremos convencer a mujeres estudiantes de bachillerato para que elijan una carrera en ingeniería, ofreciendo orientación vocacional a padres y alumnos durante uno, dos y tres años. Proporcionaremos información relacionada con la oferta laboral en ingenierías y sueldos promedio, así como testimonios de practicantes y estudiantes de ingeniería. También sugerimos role models que sirvan como inspiración: se intentará desmitificar la ingeniería como un ámbito únicamente masculino. También, utilizando métodos experimentales obtendremos evidencia empírica que sustente sólidamente la validez del modelo y conteste a la pregunta de qué sirve y por qué.
Si queremos nivelar el camino y ofrecer las mismas oportunidades de desarrollo a hombres y mujeres en todos los ámbitos de la vida, es importante corregir las tendencias históricas que favorecen a unos más que a otros. Encontrar la manera de reducir la brecha de género en la educación superior puede ser el primer paso hacia un mayor empoderamiento de la mujer y para promover la igualdad en otros ámbitos.
Las mujeres con hijos reciben poco apoyo y comprensión en ambientes dominados por hombres y, encima, trabajan jornadas dobles: la primera en la oficina, y la segunda en casa