EQUIDAD DE GÉNERO EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR
Las acciones de las Instituciones de Educación Superior para lograr la equidad de género han sido importantes, pero todavía nos falta mucho para asegurar el acceso de las mujeres a las universidades.
Hablar de equidad de género en las universidades pareciera innecesario si partimos del supuesto que son instituciones donde se respeta el saber y priva un diálogo entre pares. No obstante, es reconocido que, en el seno de ellas, persiste la inequidad, la desigualdad, la discriminación y algunas modalidades de violencia. (Rojas R., 2016) En 1998, UNESCO emitió la Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el Siglo XXI: Visión y Acción, en particular en este espacio, nos referiremos a la necesidad de fortalecer la participación y promoción del acceso de las mujeres a este nivel educativo (Artículo 4). En él se reconocen los progresos en el acceso de las mujeres a la educación superior en algunos países, lo que no significa la igualdad de las universitarias en la participación activa de la toma de decisiones y mucho menos que estén plenamente garantizados sus derechos a la no violencia en los espacios educativos.
Las acciones emprendidas en la Instituciones de Educación Superior mexicanas para lograr la equidad de género han sido importantes pero insuficientes. Encontramos que todavía los desafíos son muchos, como asegurar el acceso a los estudios universitarios de mujeres que viven en zonas rurales e indígenas, el propiciar entornos seguros en los contextos escolares frente a espacios propicios a eventuales episodios de violencia sexual, identificar y excluir los resabios sexistas del discurso educativo presentes en el currículum oculto, que por lo general naturaliza las relaciones de género desde una perspectiva tradicional, legitimando, a través de iconografías o representaciones sociales en textos y materiales de aula, la división sexual del trabajo y la vinculación de mujeres y niñas principalmente con lo emocional, la pasividad o la actitud de servicio.
La idea de universidades socialmente comprometidas con la igualdad de género y la no violencia hacia las mujeres, requiere de políticas institucionales de carácter integral, reflejadas en programas y acciones educativas que impacten en una modificación de valores, actitudes de respeto e igualdad entre las y los jóvenes estudiantes y de estos con el conjunto de los actores institucionales: docentes, investigadores y trabajadores administrativos y de servicios.
La agenda de equidad de género en educación superior combina desafíos de muy diferente naturaleza, por lo que las medidas a implementar para alcanzar este objetivo se tornan profundamente complejas. Una agenda integral con perspectiva de género debe tener en cuenta que la Educación Superior debe dar respuesta entre otras cosas a: - mientos, desarrollo cultural, social y económico, e igualdad de género. perspectiva de género y respeto a los valores sociales y comunitarios de carácter democrático.
- ciones de Educación Superior, teniendo en cuenta que no se enseña lo que no se practica; dando cabida a mujeres estudiantes, docentes e investigadoras a los puestos de toma de decisiones y a los espacios del gobierno universitario en condiciones de paridad. tradicionales de los pueblos originarios de nuestro país, el impulso al diálogo intercultural e interdisciplinario. sobre la igualdad de género mediante una red de centros de investigación y documentación y prestando mayor atención a las insuficiencias en los datos. (UNESCO, 2017); aportando una base científico técnica a las políticas gubernamentales relacionadas con la equidad de género. de problemas económico sociales. Por ello, es necesario implementar políticas reales y eficientes en el ámbito universitario para la igualdad de género, a la vez que se deben reforzar y reorientar las funciones de las Instituciones de Educación Superior a fin de contribuir de manera eficaz a erradicar la pobreza, la intolerancia, la violencia, el analfabetismo, el hambre, el deterioro ambiental y las enfermedades.
El reto es mayúsculo, contribuir al desarrollo de una ciudadanía con perspectiva de género y formar ciudadanos y profesionistas orientados a la erradicación de la pobreza, la creación de fuentes de empleo y mejoramiento de la calidad de vida de los mexicanos.
La idea de universidades socialmente comprometidas con la igualdad de género y la no violencia hacia las mujeres, requiere de políticas institucionales de carácter integral