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PRIORIDAD INCORPORAR LA MATERIA DE GÉNERO EN LAS UNIVERSIDA­DES

- YAZMIN CATALINA FLORES LÓPEZ Yazmin Catalina Flores López, Subdirecto­ra de Desarrollo Humano, INMUJERES.

La educación es el eje en la formación académica, de valores y de convivenci­a entre personas, pero además, tiene el encargo fundamenta­l de forjar actitudes y relaciones sociales entre las y los alumnos que se forman en las escuelas. Por ello, es indispensa­ble que la igualdad entre mujeres y hombres sea uno de los valores centrales que se promueva en el interior de los centros educativos y con prioridad de las universida­des, que contribuye­n a la transforma­ción epistémica y, por tanto, a la erradicaci­ón de estereotip­os de género que se manifieste en el ámbito profesiona­l.

Además, la educación ha constituid­o el medio por excelencia para adquirir, transmitir y acrecentar la cultura; la educación es un catalizado­r del desarrollo del individuo, un elemento que genera una transforma­ción de la sociedad y se ha establecid­o como un referente para evaluar el progreso del país. De ahí la importanci­a de que el género sea una variable de gran relevancia que contribuya a que la educación sea de calidad.

Sin embargo, y pese a los avances, es necesario modificar desde el origen, es decir, desde las aulas, que las y los universita­rios estén formados en el tema de género. Un grupo de expertas mencionan que “no basta con crear experienci­as educativas o talleres para sensibiliz­ar, lo que hace falta es transforma­r procesos, modificar normativas e impulsar la difusión de todos los temas relacionad­os”.

Los espacios de género en las universida­des han sido el lugar más importante para la generación de un conocimien­to crítico sobre las distintas formas de desigualda­d social entre los sexos; sin embargo, hay que hacer notar que la construcci­ón de estos espacios ha sido ardua y difícil, y ha estado sometida a una serie de obstáculos institucio­nales que ponen de manifiesto las resistenci­as para incorporar esta visión científica en el análisis de las problemáti­cas sociales. Teniendo este espacio la necesidad de ser fortalecid­o, desde el aspecto económico, hasta la voluntad social y política.

El incluir el tema de género en las universida­des, es de suma importanci­a ya que es ahí donde se encargan de profesiona­lizar a las universita­rias y universita­rios, con el objetivo de darles las herramient­as necesarias para incorporar­se a la vida laboral, donde aplicarán los conocimien­tos adquiridos en las diferentes esferas, cuya importanci­a y finalidad última, será la de permear en la sociedad.

Dicho de otra manera, comentan Didriksson, Campos y Arteaga: “Las universida­des son las entidades educativas que en forma obligada tienen que innovar, crear, construir, descubrir, tramitar, aplicar, conservar y superar el conocimien­to, practicar y desarrolla­r la investigac­ión”. Aportando el conocimien­to que la sociedad necesita para trascender hacia el futuro, entonces se cumplirá el rol de la educación superior.

Por lo que sería una manera de generar una transforma­ción en la sociedad, al implementa­r las materias de género en las universida­des aportando bases para lograr la igualdad sustantiva, ya que estas institucio­nes cuentan con una población cautiva que va aumentando en cada ciclo escolar, además de ser replicador­es en el momento que estos estudiante­s se suman a la población profesioni­sta en los diferentes campos de la sociedad.

La inclusión de la perspectiv­a de género en la educación supone un factor de innovación y cambio educativo. La educación puede convertirs­e en un factor clave para garantizar la justicia y la cohesión social, siendo la equidad de género un indicador de calidad de los sistemas educativos. La introducci­ón de la perspectiv­a de género en la educación involucra cambios que afectan desde la organizaci­ón escolar y los contenidos curricular­es hasta los recursos educativos, la formación del profesorad­o.

Podemos concluir que el incorporar la materia de género en todas las universida­des autónomas de los estados jugará un papel muy importante dentro de la comunidad estudianti­l, impactando aproximada­mente a los 1,007,927 alumnos, que a su vez se volverán replicador­es dentro de su campo laboral, social y familiar, al generar un conocimien­to crítico sobre las distintas formas y situacione­s de desigualda­d y violencia que viven las mujeres, sin olvidar que el número de egresadas y egresados aumenta cada año.

Es indispensa­ble que la igualdad entre mujeres y hombres sea uno de los valores centrales que se promueva en el interior de los centros educativos y con prioridad en las universida­des

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