EL CAMBIO SEGÚN QUIÉN…
Una de las cosas de las que puede preciarse la generación X, como se denominó a la mía, es de haber visto morir una serie de ideas caducas, inoperantes o ineficaces y ver nacer nuevos paradigmas del pensamiento que al tiempo se instauraron en la academia, la política y la economía como promesa del cambio social. De hecho, pareciera que el cambio social vive una especie de incubación y luego detona en la dinámica de la vida cotidiana. Mi generación vivió la construcción del andamiaje en materia de derechos humanos de las mujeres. Fue en 1975 cuando se llevó a cabo la Primera Conferencia Internacional de la Mujer en México; luego vino la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, en Brasil 1984; llegó la Conferencia Internacional sobre la Mujer de Beijing en 1995 y para 1996 se tipificaba, por primera vez en el país, la violencia dentro de la familia como delito.
Un avance importantísimo; surgían así más y más centros de atención para las mujeres ya no sólo en violencia sexual también en violencia familiar. Ese año surgió el primer refugio para mujeres del país en Aguascalientes, y pocos años después surgiría la primer “ley de cuotas”, y en 2007 la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Existía ya el Instituto Nacional de las Mujeres, la transversalización de la perspectiva de género y luego las políticas de igualdad. La primera Encuesta Nacional donde las propias mujeres hablaban de las violencias vividas y los lugares de incidencia.
Se comenzaron a construir los mapas de la violencia y a identificar metodologías, modelos y manuales eficaces para atender el fenómeno. Se establecieron políticas públicas específicas y se obtuvieron por pri- mera vez presupuestos etiquetados a programas y asuntos cabildeados por la sociedad civil en el tema de atención, prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres. Se iniciaron los observatorios ciudadanos y se incrementó la contraloría social feminista.
Pronto nos dimos cuenta de que el cambio social, además de dinámico, es falaz. O, dicho de otra manera, se ha avanzado mucho, pero la dinámica de la sociedad contemporánea presenta desafíos que estimulan a continuar los avances y retan hoy como nunca a la creatividad.
¿Qué les está tocando hoy a la generación denominada millennials? A ellos les tocó la emergencia del crimen organizado, la guerra contra las drogas, la revolución digital y los nuevos medios de ejercer violencia y reproducir la desigualdad patriarcal. La pornografía infantil, la abducción y desaparición como un fenómeno que se ha recrudecido, que divide poblaciones y carcome el tejido social.
Si bien la historia se hace de cambios. Y se avanza como se cambia. Hoy tenemos grandes avances que corren el riesgo de apenas disfrutarse porque a la vuelta de la esquina está el nuevo desafío. Después de caminar varios años al lado de mujeres de mi generación y de otras gigantes maestras que nos abrieron camino y nos precedieron, me parece que todas quienes nos hemos dedicado a repensar cómo acabar con la violencia y generar seguridad, y un estado de derechos para las mujeres y niñas reconocemos los avances al tiempo que nos hacemos la pregunta a la que nos llevan los cambios: ¿cómo hacer que los hombres dejen de consumir sexo forzado, clandestino e ilegal? ¿Cómo hacer para que se rompa la cadena de silencio que permite que la trata y explotación de mujeres y niñas ocurra? ¿Cómo hacer para que los pasos que hemos dado las mujeres comiencen a seguirlos más hombres?
Se ha avanzado mucho, pero la dinámica de la sociedad contemporánea presenta desafíos que estimulan a continuar los avances y retan a la creatividad
TODAS | | NOVIEMBRE, 2017