DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER
Año con año, la conmemoración del Día Internacional de la Mujer es una oportunidad para reflexionar sobre el avance de los derechos y la ciudadanía femenina en todo el mundo.
A más de 100 años de instituido, el empoderamiento de las mujeres es significativo. Sabemos que todavía existen retos importantes, pero es innegable que hoy las mujeres contamos con mayores oportunidades de desarrollo y un marco legal que en México está consolidado y en constante mejoramiento, para el desarrollo profesional y social.
Existe la voluntad política del Estado para lograr la igualdad sustantiva, entre hombres y mujeres, en los diversos ámbitos de la sociedad moderna.
A pesar de los grandes avances, las cifras de la violencia de género son preocupantes, un flagelo que se vive en las relaciones de pareja; sucede en la vida cotidiana, el trabajo, la escuela y en los espacios de participación política.
Hoy en día es urgente cerrar la brecha de la desigualdad de género, por ejemplo, entre los salarios de hombres y mujeres, que se ubica actualmente en 24% en el ámbito internacional; reconocer el trabajo no remunerado que supone el cuidado del hogar y de los integrantes de la familia para redistribuir estas tareas de forma equitativa.
Esta edición de TODAS ha querido mostrar los claroscuros de la condición de las mujeres mexicanas. Celebramos ser uno de los cinco países en el mundo que ha legislado sobre la participación política en paridad; pero aún existen brechas en el liderazgo y toma de decisiones. Hoy, jurídicamente, las mexicanas gozan de garantías para el emprendimiento y para el acceso a la protección social.
Tenemos que asegurar políticas económicas sensibles al género que produzcan empleos, reduzcan la pobreza y promuevan un crecimiento sostenible e inclusivo. La acción institucional, a través del PROIGUALDAD, ha movilizado muchas conciencias tanto en el ámbito gubernamental como social. El gran reto, no obstante, es lograr un cambio cultural que logre la transformación profunda que haga posible reconocer en las mujeres igualdad, libertad y promisorio desarrollo, sin prejuicios ni ataduras. El 8 de marzo nos lo permite.