IGUALDAD SALARIAL: UNA META PARA EL GOBIERNO, LAS EMPRESAS Y LA SOCIEDAD
Es necesaria la creación de un mercado laboral sin discriminación, en el que se respeten los derechos laborales de las mujeres.
El ingreso económico es uno de los aspectos donde se hace más evidente la desigualdad entre mujeres y hombres. De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (2017), el salario de las mujeres tendría que incrementarse 5.8% para equipararse al de los hombres. Esta brecha es aún más grande al hacer un análisis por grupos de ocupación: para las y los trabajadores industriales este aumento tendría que ser de 27.9%; para el funcionariado público y gerentes del sector privado, de 25.2% y para las y los conductores de maquinaria móvil y medios de transporte, de 19.3%.
La brecha salarial es un asunto especialmente preocupante para el avance de la igualdad de género, pues un ingreso propio facilita que las mujeres tengan acceso a otros derechos que fortalecen su independencia y toma de decisiones. Dado que el trabajo remunerado es el principal medio por el cual las personas obtienen recursos y, por tanto, autonomía económica, es fundamental que el mercado laboral sea un espacio igualitario, en el que se respeten absolutamente los derechos de las mujeres. Al día de hoy, aunque la igualdad salarial esté instituida en la Ley Federal del Trabajo, no es una realidad en nuestro país.
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, en su reporte Las mujeres en el trabajo: Tendencias de 2016, estas disparidades se vinculan con la discriminación, con la interrupción que en ocasiones hacen las mujeres en su carrera profesional para asumir las responsa- bilidades de cuidado que les son socialmente asignadas, por ejemplo, tras el nacimiento de una hija o hijo; con la valoración menor del trabajo que realizan las mujeres y con las calificaciones que se requieren en los sectores donde ellas están mayormente presentes. Debido a esto, la reducción de la brecha salarial se encuentra más relacionada con la implementación de políticas encaminadas a erradicar las desigualdades entre mujeres y hombres en el mercado laboral, que con la mejora del nivel de vida en general.
El gobierno, las empresas y la sociedad pueden trabajar de manera conjunta para eliminar la desigualdad salarial. Algunas medidas que pueden contribuir a superar este reto son: generar herramientas para su medición en las organizaciones; impulsar procesos de reclutamiento y selección donde no aparezca el nombre, sexo, edad y estado civil de la persona, de modo que la decisión de la contratación esté basada exclusivamente en competencias y no en estereotipos; generar políticas fiscales de compensación basadas en el porcentaje de discriminación salarial y estímulos fiscales para personas físicas en relación con los pagos por servicios de guardería; e impulsar el acceso de las mujeres a los puestos de toma de decisiones dentro de las organizaciones a traves acciones afirmativas, cuotas y programas de mentoras y de capacitación enfocada a habilidades directivas.
La Organización Internacional del Trabajo advierte que, si prevalecen las tendencias actuales en todo el mundo, se necesitarán más de 70 años para eliminar la desigualdad salarial por razones de género. Las mujeres no podemos esperar tanto tiempo para alcanzar esta meta, necesitamos urgentemente un mercado laboral sin discriminación, libre de violencia, en el que se respeten nuestros derechos laborales.
Dado que el trabajo remunerado es el principal medio por el cual las personas obtienen recursos y por tanto, autonomía económica, es fundamental que el mercado laboral sea un espacio igualitario