Mtra. en Relaciones Públicas Internacionales
Eduquemos niños y niñas en igualdad de oportunidades, pero también de responsabilidades, porque los estereotipos de género en edad temprana pueden ser dañinos.
Hablar sobre educación representa en sí un reto. En México, hoy en día 30 millones de mexicanos mayores de 16 años se encuentran en rezago educativo. Es increíble que tengamos estos resultados cuando 84.3% del presupuesto de la Secretaría de Educación Pública se “gasta” en sueldos para los maestros, en mantener un sistema enorme y complejo, un elefante blanco que, sin duda, es obsoleto y que resulta cada vez más cuestionable si debe de existir bajo las mismas condiciones. Es inaudito, cuando al revisar las estadísticas se encuentra que los niños con mejores resultados en el sistema de educación pública en nuestro país son los niños que estudian telesecundaria, es decir, que no tienen un maestro en el salón, sino un guía para su aprendizaje.
¿Qué pasa cuando hablamos de estereotipos de género en la educación de niños y niñas?
El estudio global Early adolescent de la Organización Mundial de la Salud y la Universidad de John Hopkins, desarrollado en 15 países, concluye que los estereotipos tienen consecuencias negativas en los niños. Padres, madres y educadores que defienden, cada vez más, una educación basada en la igualdad insisten en que son muchos los actores que intervienen para conseguirlo, como es el caso de las empresas de ropa, asociaciones por la igualdad, intervenciones educativas igualitarias o los muchos padres actuales cuya mentalidad difiere de las anteriores generaciones. Los expertos aconsejan trabajar en igualdad de género en la infancia y no esperar a la adolescencia.
En nuestro país la situación es muy similar, pero se agrava mucho más en las zonas donde hay mayor rezago educativo, en caso de que tengan la oportunidad de mandar a los hijos a la escuela, la decisión de los padres y las madres es mandar a sus hijos varones y dejar en casa a las niñas
Los expertos aconsejan trabajar en igualdad de género en la infancia y no esperar a la adolescencia
—sin preguntar su opinión— para que se encarguen de tareas del hogar, cuiden de sus hermanos pequeños, mientras los futuros hombres de la casa se preparan para conquistar el mundo.
Este es solo uno de los problemas, no se puede generalizar, pero a las niñas en la mayoría de los casos, no se les permite hablar, no se les permite expresar sus ideas y lo peor no es que no se les permita, es que en México no se les enseña.
En esta situación las niñas, algunas veces, crecen en un entorno de desconfianza sobre sus alcances, con poca autoestima y tienen que reforzar sus creencias fuera de su casa. Se tienen que reinventar.
¿Qué pasa cuando esa niña logra salir de su casa para ir a la escuela?
Sucede que tiene que probar que sabe, que puede y quizás se enfrente al escrutinio de sus profesores y compañeros de clase que, con la mano en la cintura, le pueden cuestionar si se merece o no ocupar un espacio.
Educar sin estereotipos comienza en casa, desde que estamos esperando al bebé, desde que pensamos en azul o rosa, en muñecas o carritos, en legos o cocinita, estamos creando estereotipos sin saberlo que se recrudecen en una realidad que más tarde se traduce en ingenieros o amas de casa.
En México hemos avanzado y mucho, mi generación sobre todo se ha propuesto educar a niños y niñas en igualdad, no solo de oportunidades sino de responsabilidades. Hoy nuestros niños crecen escogiendo qué color es su favorito, si quieren usar o no aretes, si quieren jugar futbol o tomar clases de ballet, sin importar su género; hoy los niños y las niñas tienen la oportunidad de crecer libres de estereotipos, tienen voz para elegir y también libertad.
Hoy no es cuestión de género, es cuestión de preparación, de tomar las oportunidades que se te presentan, de inteligencia, de estar parados en el mismo estrado y al mismo nivel; para lograr esto, en México necesitamos empoderar a las niñas y a los niños para que nadie sea más o menos que el otro, tenemos que educarlos en armonía, en equipo para lograr resultados juntos como país y así lograr un México ganador.