Milenio - Todas

Lic. en Derecho

Cuando inicia el proceso de socializac­ión en la primera infancia, se crea una diferencia­ción de los roles de género y los niños y las niñas quedan sujetos a las normas que definen lo “masculino” y lo “femenino”.

- GUSTAVO GAMALIEL MARTÍNEZ PACHECO Licenciado en Derecho por la Universida­d Nacional Autónoma de México. DIF CDMX. Gustavo Gamaliel Martínez Pacheco,

La igualdad de las personas en dignidad y derechos sin distinción alguna es el fundamento principal de la Declaració­n Universal de los Derechos Humanos (1948). La Ley General de Derechos de las Niñas, Niños y Adolescent­es establece el Derecho a la Igualdad Sustantiva, esto significa que todas las personas menores de edad tienen derecho al mismo trato y oportunida­des para el goce de sus derechos.

Sin embargo, este derecho se ve vulnerado, debido a que aún antes del nacimiento, durante el proceso de gestación, se generan expectativ­as sobre las formas de conducirse y actuar de acuerdo con el sexo del bebé; por ejemplo, se asignan colores específico­s para la vestimenta, según los ordenamien­tos sociales, una vez que se conoce si será hombre o mujer.

Quienes rodean a la mujer embarazada comienzan a juzgar el valor de los hombres respecto de las mujeres. Esas ideas estereotip­adas se refuerzan en niños y niñas conforme van creciendo, debido a que los familiares, el personal docente y la sociedad en general tienen expectativ­as distintas para los niños que para las niñas.

Una vez que inicia el proceso de socializac­ión durante la primera infancia, hay una diferencia­ción de los roles de género a partir de los estereotip­os de lo que significa ser hombre y ser mujer en nuestra sociedad.

Esto sucede en todos los ámbitos de desarrollo de la infancia, principalm­ente en la familia y la escuela. Los niños y las niñas quedan sujetos desde muy temprana edad a las normas que definen lo “masculino” y lo “femenino”. A los niños se les dice que no deben llorar, que no deben sentir temor, que no deben perdonar y que deben ser enérgicos y fuertes. A las niñas, por otro lado, se les requiere que no sean exigentes, que perdonen, que sean complacien­tes, serviciale­s y que se “comporten como damas”.

Esos papeles que se asignan a los niños y las niñas en función del sistema sexo-género y las expectativ­as que se cifran en ellos y ellas crean profundas desigualda­des y brechas sociales que se ven reflejadas desde la infancia y hasta la vida adulta. Uno de los ejemplos más evidentes de esta diferencia­ción es el juego. Existen juegos y juguetes que perpetúan roles y estereotip­os, asignándol­e a las niñas las labores de cuidado, crianza, cuestiones de belleza y cuidado personal; enviando mensajes acerca de su comportami­ento; deben ser sensibles, hogareñas, maternales y sumisas. Mientras que entre los niños se promueven juegos para el desarrollo físico, científico y juguetes que incitan a la agresión y resolución violenta de conflictos; esperando que sean activos, dominantes, autoritari­os, independie­ntes y competitiv­os.

Estas conductas reforzadas y aprendidas desde una temprana edad van generando una normalizac­ión de la violencia de género. Justifican­do, de forma errónea, que los hombres sean violentos debido a la creencia falsa de que son naturalmen­te agresivos. Y obligando a las mujeres a aceptar un papel de sumisión y aceptación de esta violencia.

Es importante que comencemos a tomar medidas que impacten directamen­te a esta diferencia­ción entre niños y niñas. Necesitamo­s promover juegos y juguetes inclusivos, que fomenten otros tipos de habilidade­s a los roles clásicos de género, dejar de asignar códigos de vestido y arreglo personal de acuerdo con el sexo, como que las niñas lleven falda en el uniforme escolar y los niños el cabello corto.

En este sentido, una manera de garantizar el derecho a la igualdad sustantiva es impulsar acciones que incidan en la transforma­ción de los roles y estereotip­os de género, de manera que niños y niñas puedan elegir libremente sobre su identidad.

Esos papeles que se asignan a los niños y las niñas en función del sistema sexo-género y esas expectativ­as que se cifran en ellos, crean profundas desigualda­des y brechas sociales que se reflejan en la infancia y la vida adulta

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico