ESTEREOTIPOS DE GÉNERO EN LA EDUCACIÓN DE NIÑAS Y NIÑOS
Los estereotipos son creencias compartidas por una colectividad sobre las personas o sobre ciertos grupos a partir de ideas que simplifican la personalidad y exaltan de manera exagerada o burda algún rasgo físico o de comportamiento. Los estereotipos también pueden ser sexistas, estos se utilizan para reforzar la construcción tradicional del género que ubica a mujeres y hombres con determinadas actitudes, habilidades, comportamientos, roles, trabajos, entre otros atributos propios del género.
El género es una construcción social que a partir del sexo se nos asigna desde antes de nacer, y durante todo nuestro ciclo de vida.
Un ejemplo básico de esto es la vestimenta y accesorios de color rosa, el uso de juguetes, que reproducen roles de cuidadoras del hogar (como las muñecas, juegos de té, cocinitas, escobitas, etc.) se les proporciona exclusivamente a las niñas. En cambio, a los niños se les viste de colores azules y se les da juguetes que refuerzan su virilidad como los carritos, muñecos de superhéroes o de luchadores, entre otros.
Un medio para la transmisión de los estereotipos de género es la educación. Hay muchas maneras y lugares donde se educa a niñas y niños. La familia elige la manera de educar que considera más acorde con sus valores. Además, la escuela es la institución por excelencia donde se provee de educación desde edades tempranas, no solo mediante la instrucción formal sino también la enseñanza de algunas habilidades sociales para la vida. La socialización fuera de la casa, con amistades en la escuela, o en otros lugares culturales o recreativos, también forma estilos de vida. La educación es muy valiosa; sin embargo, no está exenta de impartirse sin estereotipos de género.
Quizá surja la pregunta sobre cuál es el problema de que en la educación se utilicen los estereotipos de género, y la respuesta es sencilla: usarlos solo sirve para perpetuar la desigualdad existente entre mujeres y hombres, también para fomentar la discriminación y la violencia hacia las mujeres y lo femenino. Las niñas no solo deben ser bellas, dulces, complacientes, cuidadoras por excelencia, y el matrimonio y la reproducción no son su última finalidad en la vida. Las niñas en la actualidad pueden tener muchos planes para su vida, que incluyen, posiblemente, dedicarse a la ciencia, a las matemáticas o a la robótica. Hay que darles la oportunidad de hacerlo.
También se debe educar a los niños desde la igualdad, reforzarles sus habilidades sociales para la sana convivencia y la tolerancia a la frustración mediante actitudes no violentas. Además, es necesario inculcar la corresponsabilidad en la vida cotidiana: en las tareas del hogar y de cuidado de la familia y sus integrantes. Educarlos con estereotipos solo los limita en las posibilidades de tener mejores habilidades emocionales.
El papel de la familia es muy importante para ir modificando, mediante una educación enfocada en el respeto y la cooperación, estos patrones de desigualdad. También, el personal docente tiene una labor trascendente en este tema.
Finalmente, los estereotipos de género son mandatos que restringen y coartan la personalidad y las expectativas de planes de vida de las niñas y los niños. Como sociedad tenemos la obligación de no transmitirles esos modelos que solo traen violencia, injusticia y desigualdad; tenemos el compromiso de hacer que tengan un futuro mejor que el nuestro.
Las niñas en la actualidad pueden tener muchos planes para su vida que incluyen, posiblemente, dedicarse a la ciencia, a las matemáticas o a la robótica.