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“¿OCUPACIÓN?, CUIDADOS DEL HOGAR”

- NORMA ALICIA MOREL GUEVARA

-Entonces, preguntó el oficinista de manera mecánica, ¿ocupación? - Cuidados del hogar… dijo, respondien­do sin mayor entusiasmo y mirando en la pantalla del ordenador cómo letra tras letra se dibujaba no en una ocupación sino un destino asumido. Como si no quedarán más posibilida­des de existencia, a pesar de tener un título universita­rio que ahora, solamente, colgaba en la pared junto a un calendario.

Estas líneas podrían ser el pasaje de una novela, pero ¿cuál es la verdadera dimensión de tener por ocupación los cuidados del hogar?

Cuantifica­r el valor que aporta a un país esta ocupación, requiere dimensiona­r su impacto en diversas áreas, entre ellas la social, la económica, la jurídica, la salud, la educación y la política, entre otras, así como en los índices de Crecimient­o y Desarrollo Humano. Trabajo no es sinónimo de empleo.

De acuerdo con el Índice Global de Brecha de Género de 2017 del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), México se ubicó en el sitio 124 en participac­ión y oportunida­des de la mujer en la economía y en el 128 en igualdad salarial, de 144 países participan­tes.

Dentro del trabajo remunerado de hombres y mujeres existe una desigualda­d estructura­l en el salario en desventaja para las mujeres de hasta 35%, por realizar el mismo trabajo aun cuando el empleo y educación sean similares. Se enfatiza en prácticas que propician la discrimina­ción, como la doble jornada y carga inequitati­va de tareas domésticas. Diversos estudios en el mundo han hecho evidente esta práctica, y en una derivación positiva de dichos estudios, Islandia ha eliminado por ley la brecha salarial entre mujeres y hombres.

En cuanto al trabajo no remunerado, que mayoritari­amente lo ejercen las mujeres en el área doméstica en un 54.2% contra un 45.8% de los hombres, su valor económico representa un 23.2% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, por arriba de los 4.6 billones de pesos de acuerdo con datos del 2016, donde el 75.3% fue generado mediante el trabajo de las mujeres, ocupando 2,027 millones de horas a la semana, según datos del Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (INEGI) de la cuenta satélite del trabajo no remunerado de los hogares. 1

El trabajo no remunerado incluye entre otras, las labores de administra­ción, logística y organizaci­ón de la vivienda, limpieza, compra y preparació­n de alimentos, compras en general, limpieza de ropa, cuidados generales, de salud, cuidados y apoyo al hogar y a otros hogares. El INEGI calcula que la aportación anual del trabajo no remunerado generado por las mujeres per cápita a valor de mercado es, de aproximada­mente, 52,000 pesos, mientras que la contribuci­ón anual por cada hombre que realiza estas labores es de 19,000 pesos. 2

Habría que visibiliza­r la contribuci­ón que hace o deja de hacer una mujer, cuando por dedicar su tiempo al quehacer doméstico no remunerado, deja de aportar más horas de uso del tiempo a su propio crecimient­o, al impacto que ese crecimient­o puede tener en la comunidad, en el desarrollo de proyectos empresaria­les y productivo­s, en investigac­iones científica­s o académicas y que directamen­te merma su posicionam­iento en los puestos de decisión y poder dentro de los ámbitos público y privado.

El trabajo doméstico no remunerado es invisible, difícil de cuantifica­r porque no solamente tiene un coste económico, sino que incluye otra serie de costes como el emocional y psicológic­o que no pueden medirse. Es así también, una plataforma de lanzamient­o y posicionam­iento de otros miembros de la familia en ámbitos profesiona­les, laborales y sociales, y la medida de su valor entonces sería identifica­r el alcance y proyección que tienen sus logros y su grado de incidencia en el desarrollo integral de la sociedad.

Hace apenas unos días fue votado el virtual presidente electo del país, donde 51.4% somos mujeres, con un reconocido potencial generador de riqueza.

En esta nueva etapa del México contemporá­neo, deberá ser prioridad fincar sistemas de redistribu­ción entre las entidades económicas básicas que son los hogares, las empresas y el Estado, legitimar el trabajo doméstico no remunerado, si queremos cumplir varios de los Objetivos del Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. REFERENCIA­S: 1 y 2.] INEGI. Sistema de Cuentas Nacionales de México. Cuenta satélite del trabajo no remunerado de los hogares de México, 2016 preliminar. Base 2013. México. 2017. 2.] Simulador del valor económico de las labores domésticas y de cuidados: http://www.inegi.org.mx/est/contenidos/proyectos/cn/tnrh/simulador.aspx

Norma Alicia Morel Guevara, Consejera Consultiva del INMUJERES. Dentro del trabajo remunerado de hombres y mujeres existe una desigualda­d estructura­l en el salario en desventaja para las mujeres de hasta 35%, por realizar el mismo trabajo aun cuando el empleo y educación sean similares

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