LAS Y LOS JÓVENES CONSTRUYEN LA IGUALDAD
La construcción de la igualdad debe ser una tarea de niñas, niños, adolescentes, jóvenes, adultos y de todas las personas sin excepción alguna.
CUAUHTÉMOC CHAVARRIA LOZAS
De acuerdo con la Real Academia Española, el término igualdad es “el principio que reconoce la equiparación de todos los ciudadanos en derechos y obligaciones”, cimiento fundamental para el cumplimiento del Estado de Derecho de cualquier persona en cualquier lugar del mundo, lamentablemente en un mundo ideal. Igualdad, se enuncia desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1948, y se refleja en cada uno de los artículos que la conforman, para así incidir en la paz, la justicia y la libertad. Actualmente ocurre todo lo contrario, guerras y conflictos armados entre países, carencia alimentaria en comunidades, inaccesibilidad a la educación de niños y niñas, discriminación laboral… y esta es nuestra realidad en el 2018.
De acuerdo con la Encuesta Intercensal emitida por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) (2015), en México predomina la juventud, 25.7% de la población total son jóvenes entre 15 y 29 años, lo que corresponde aproximadamente a 30.6 millones de personas.
¿Cuál es la relación entre la igualdad y los jóvenes? Simple y sencillamente al ser personas, los jóvenes deben vivir en igualdad y contribuir a que las personas sin importar su etapa de vida también la disfruten.
En nuestro día a día escuchamos, observamos y en ocasiones interactuamos con otras personas incidiendo en las condiciones para la generación de igualdad, tan solo para hacer valer la importancia de mi igualdad. Y para las y los jóvenes pareciera un juego de palabras en un contexto donde prevalece el interés superior de mi “yo” por sobre todos los demás, donde es más relevante satisfacer mis necesidades y deseos sin importar el prójimo, donde la tecnología y la web enajenan y nos ubican en otros mundos donde lo que menos importa es la persona.
Es en este contexto donde los jóvenes, futuro de nuestro país, futuro de nuestra humanidad, deben de enfocar su atención, enfatizar sus acciones positivas y contribuir en la reconstrucción del tejido social, para que la igualdad no solo sea una palabra más en los discursos, en los trabajos escolares, en las frases y videos de las redes sociales.
La construcción de la igualdad debe ser una tarea de niñas, niños, adolescentes, jóvenes, adultos, de todas las personas sin excepción alguna. Pero, ¿y cómo lo lograremos? Creo firmemente en que nuestras acciones deben ser impulsadas y realizadas por la convicción de que la igualdad es un trampolín para la evolución de nuestra sociedad, y es ahí donde los jóvenes juegan el papel más importante, ya sea que se encuentren en la escuela, el trabajo, el parque, el cine, el pueblo mágico, la playa… lo más relevante es que actúen con convicción de que la igualdad es un cimiento fundamental en la reconstrucción del tejido social, de nuestra familia, de nuestra sociedad, de nuestro México.
Debemos ir más allá de comentarios, likes, emojis, compartir videos, criticar, juzgar, actuemos y demos valor a la igualdad tanto de condiciones como de oportunidades. Las y los jóvenes deben deconstruir el término igualdad para así dar paso a la construcción de argumentos sólidos que los lleven a realizar hechos con esencia, acciones que permitan a las personas ser iguales en derechos y obligaciones.
México es un país donde las y los jóvenes deben hacer valer su voz con conciencia, esencia y convicción, lejos de cargas ideológicas y políticas pero sí con un enfoque constructivo para incidir en los grandes problemas sociales que nos aquejan, para diseñar e implementar soluciones que disminuyan a las 53,418,151 personas mexicanas en pobreza (CONEVAL, 2016), o los 24.6 millones que presentan carencia alimentaria tengan una alimentación saludable, por mencionar algunos.
La juventud mexicana tiene el potencial para que las leyes, las políticas públicas, los programas sociales, etcétera, no sean solo palabras.
Las y los jóvenes deben deconstruir el término igualdad para dar paso a la construcción de argumentos sólidos que los lleven a realizar hechos con esencia, acciones para ser iguales en derechos y obligaciones