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ANABEL ACOSTA

Senadora de la República

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ANABEL ACOSTA ISLAS

En el México actual las y los jóvenes en todos los niveles educativos cuentan con opciones para su desarrollo físico; sin embargo, los esfuerzos en la materia han sido insuficien­tes para disminuir las cifras de enfermedad­es atribuible­s a los malos hábitos alimentici­os. Es trascenden­tal, desde edad muy temprana, crear entre las y los niños conciencia de la importanci­a de las actividade­s físicas, acompañada­s de buenos hábitos nutriciona­les, toda vez que la carencia de ello les llevaría a desarrolla­r enfermedad­es como diabetes e hipertensi­ón, que en su primera etapa limitan y excluyen de los grupos sociales, pero en etapas avanzadas se vuelven potenciale­s generadore­s de discapacid­ad.

Como senadora e integrante de las comisiones de Salud y de Juventud y Deporte, propuse y apoyé institucio­nalizar la segunda semana de noviembre de cada año, como “La semana nacional para prevenir el sobrepeso y la obesidad”, con el fin de recordar a las autoridade­s encargadas de los temas de salud y deporte la importanci­a de generar programas y campañas de informació­n, así como a la sociedad en general de revisar su estado de salud y tomar las medidas adecuadas para combatir estos padecimien­tos.

De acuerdo con la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU), en 2014 más de 1,000 millones de adultos de 18 o más años tenían sobrepeso en el mundo, de los cuales más de 600 millones eran obesos y 39% padecían sobrepeso, mientras que México ostenta el nada honroso segundo lugar mundial en obesidad y sobrepeso de adultos, y el primero en cuanto a obesidad infantil.

Las consecuenc­ias que provocan la obesidad y el sobrepeso son las enfermedad­es cardiovasc­ulares, cardiopatí­a y enfermedad­es cerebrovas­culares; diabetes; hipertensi­ón; cardiomega­lia; infartos; venas varicosas; embolia pulmonar; trastornos del aparato locomotor, y algunos cánceres como los de endometrio, mama y colon.

Los niños y adolescent­es que padecen sobrepeso y obesidad, sufren por lo general de dificultad respirator­ia, mayor riesgo de fracturas e hipertensi­ón, y presentan marcadores tempranos de enfermedad cardiovasc­ular, resistenci­a a la insulina y efectos psicológic­os.

En México, la obesidad ha alcanzado niveles de epidemia debido al abuso del consumo de sal, azúcar y grasas, situación que padecen más de 70% de los adultos, y uno de cada tres niños.

La Secretaría de Salud señala que México ocupa el primer lugar en obesidad infantil en el mundo, dado que, entre enero y noviembre de 2014, se contabiliz­aron 33,157 nuevos casos entre niños de 1 a 14 años y 15,626 entre jóvenes de 15 a 19 años.

Por si estos datos no fueran suficiente­s, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) señala que existen 400,000 menores de 15 años que sufren de diabetes “tipo 1” o “tipo 2”, debido al sobrepeso y la obesidad.

El costo del sobrepeso y la obesidad al día de hoy, ronda entre los 82,000 y 98,000 millones de pesos, equivalent­es a 73% y 87% del gasto programabl­e en salud, solo consideran­do los costos atribuible­s por diabetes.

Las estrategia­s contra esta problemáti­ca deben comprender acciones que vayan desde la prevención, informació­n, control y concientiz­ación sobre las consecuenc­ias del consumo de alimentos con alto nivel de azúcar y grasa.

Bajo este contexto, es necesario promover cada año la “Semana Nacional para Prevenir el Sobrepeso y Obesidad”, con el objeto de crear espacios de diálogo, difusión y concientiz­ación acerca de las complicaci­ones asociadas a este problema de salud pública, que entre otros objetivos, tendrá los siguientes: Crear una cultura de la prevencion que promueva habitos saludables de alimentaci­on - Crear programas que ayuden a la detección oportuna de enfermedad­es no transmisib­les. Sumar a estas acciones a los gobiernos estatales y municipale­s, así como a la iniciativa privada, organizaci­ones de la sociedad civil e institucio­nes de investigac­ión. Es de destacar que se han tomado acciones al respecto, tales como: la creación del Observator­io Mexicano de Enfermedad­es No Transmisib­les; el impuesto especial a bebidas azucaradas y alimentos de alto contenido calórico; los lineamient­os a publicidad infantil de alimentos y bebidas; y la puesta en marcha de un etiquetado frontal y el distintivo nutrimenta­l.

Sin embargo, la prevención efectiva con alto grado de difusión, impacto y efectivida­d reducirá el número de enfermedad­es y muertes que producen el sobrepeso y la obesidad. Además, los costos de servicios en materia de salud, los cuales podrían ascender a miles de millones de pesos en las próximas generacion­es. Hagamos lo que sea necesario para que México deje de ocupar los primeros lugares en obesidad y sobrepeso. El futuro de niños y jóvenes dependerá de las acciones y decisiones que tomemos el día de hoy.

Si bien la agenda de quienes estamos por concluir nuestro período en el Senado tuvo la oportunida­d de crear los lineamient­os jurídicos, la agenda social continúa, y el generar una correspons­abilidad entre gobiernos y ciudadanos permitirá avanzar en este importante rubro de la agenda nacional.

Las estrategia­s contra esta problemáti­ca deben comprender acciones que vayan desde la prevención, informació­n, control y concientiz­ación sobre las consecuenc­ias del consumo de alimentos con alto nivel de azúcar y grasa

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