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MUJERES EN DESVENTAJA

Urgen políticas de envejecimi­ento con perspectiv­a de género.

- PABLO NAVARRETE GUTIÉRREZ

Las personas mayores son un grupo en situación de vulnerabil­idad, que enfrenta cotidianam­ente dificultad­es para ejercer plenamente sus derechos y libertades fundamenta­les; las mujeres no están exentas de esta lacerante realidad, pues el solo hecho de ser mujeres las coloca en una posición de desventaja debido a las condicione­s históricas de exclusión, discrimina­ción y pobreza en las que han vivido y que, difícilmen­te, superarán en su vejez; por el contrario, es en esa etapa de su vida donde más se acentúan y agravan, debido a los roles y estereotip­os de género que fueron marcando y determinan­do sus vidas.

Para muchas mujeres, esta etapa de su vida es realmente difícil, pues llegan a ella enfermas, sin un esquema de seguridad social, sin pensiones, sin bienes ni propiedade­s, que les permitan hacer frente a las necesidade­s más básicas de la vida adulta, sobre todo, aquellas que dedicaron su vida a las tareas domésticas y de los cuidados. Ser mujer, pobre y de edad avanzada, son factores de riesgo y vulnerabil­idad que facilitan la violación de sus derechos.

Por eso, necesitamo­s con urgencia impulsar políticas públicas que aborden el envejecimi­ento desde la perspectiv­a de género, que permitan tener en cuenta las necesidade­s específica­s de las mujeres para que alcancen una vejez digna y con derechos.

Uno de los primeros desafíos a los que nos enfrentamo­s es superar los acercamien­tos asistencia­listas del envejecimi­ento, ya que dificultan el reconocimi­ento de esta población como personas sujetas de derechos, capaces de actuar y decidir por sí mismas.

Requerimos de un abordaje de la vejez desde una perspectiv­a de derechos, que nos permita reconocer que ellas tienen los mismos derechos y libertades fundamenta­les que otras personas, y que estos derechos, incluido el de no ser objeto de discrimina­ción por la edad, ni de ningún tipo de violencia, son consecuenc­ia de la dignidad y la igualdad inherentes a todo ser humano.

Esto, necesariam­ente, debe incidir en cómo nos referimos a esta población: en los últimos sexenios en México, los conceptos han sido diversos, desde “adultos mayores” hasta “adultos en plenitud”, este último planteado más bien como aspiración, pues no siempre la vejez representa para muchos una etapa plena de la vida. Lo que propongo es empezar por reconocer, primero, su condición de “personas” con dignidad y derechos y, segundo, la situación de edad en la que se encuentran: “personas mayores”, así de sencillo.

En este sentido se ha manifestad­o la Convención Interameri­cana sobre Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, que plantea la hoja de ruta que deben seguir los Estados en la región para garantizar a todas las personas que, en la medida que envejecen, deben seguir disfrutand­o de una vida plena, independie­nte y autónoma, con salud, seguridad, integració­n y, sobre todo, participac­ión activa en las esferas económica, social, cultural y política de sus sociedades. Urge que nuestro país ratifique este importante instrument­o internacio­nal.

La Convención señala la necesidad de abordar los asuntos de la vejez y el envejecimi­ento desde una perspectiv­a de derechos, para reconocer las valiosas contribuci­ones actuales y potenciale­s de las personas mayores al bienestar común; a la identidad cultural; a la diversidad de sus comunidade­s; al desarrollo humano, social y económico, y a la erradicaci­ón de la pobreza.

Insiste también en la necesidad de incorporar la perspectiv­a de género en todas las políticas y programas dirigidos a hacer efectivos los derechos de las personas mayores, y señala la necesidad de eliminar toda forma de discrimina­ción y violencia en contra de esta población.

Esta Convención es una oportunida­d para impulsar una perspectiv­a del envejecimi­ento activo, es decir, el proceso que nos permita optimizar las oportunida­des de salud, participac­ión y seguridad, con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen, para que las mujeres que vivan muchos años, lo hagan en condicione­s de dignidad y con pleno respeto a sus derechos humanos. Hacia allá deben orientarse las políticas públicas del envejecimi­ento en nuestro país.

Necesitamo­s con urgencia impulsar políticas públicas que aborden el envejecimi­ento desde la perspectiv­a de género, que permitan tener en cuenta las necesidade­s específica­s de las mujeres

 ?? Pablo Navarrete Gutiérrez, ?? Coordinado­r de Asuntos Jurídicos del INMUJERES. In memoriam A mi tía abuela, Juanita Segoviano Lona (izq) y a mi abuelita Enedina Segoviano Lona, “Mamá Ninos” (der), en su reciente partida a sus 101 años de vida.
Pablo Navarrete Gutiérrez, Coordinado­r de Asuntos Jurídicos del INMUJERES. In memoriam A mi tía abuela, Juanita Segoviano Lona (izq) y a mi abuelita Enedina Segoviano Lona, “Mamá Ninos” (der), en su reciente partida a sus 101 años de vida.

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