TRAZOS DEL PATRIARCADO
MARTHA BARRAGÁN
Es indispensable que las y los caricaturistas del mundo tengan ‘ lentes violeta’, mirada incluyente de las mujeres para que el discurso gráfico de ellas sea constructivo socialmente
Llevo más de 20 años dibujando caricaturas e ilustraciones, 10 años dirigiendo un concurso internacional de caricaturas, he participado como jurado en más de 15 concursos internacionales en países muy diversos en ideología. Sin embargo, me he encontrado con algunos factores constantes.
De 100 dibujos que se reciben, pocas son las mujeres dibujadas en los temas de política, por ejemplo, se dibujan hombres leyendo, opinando, conversando sobre política o como políticos, y en este contexto solo se dibuja a las mujeres en política que han caído en algún escándalo internacional, o a hombres caracterizados de mujeres como forma de menosprecio a la práctica del político que se esté dibujando.
También se dibuja mucho a la justicia como protagonista en los temas de política internacional, quizá sea uno de los símbolos más universales en términos de caricaturas e ilustración. No obstante, la justicia es la mujer que más se ha dibujado violada alrededor del mundo, es un cliché de los dibujantes. También es fácil encontrarla burlada, lastimada, secuestrada; es decir, violentada en muchas formas.
Lo curioso es que en el imaginario de los dibujantes les es fácil concebir a una mujer violentada, antes que dibujar o ridiculizar a las y los violentadores. Tan es así que no se han conformado otros símbolos, por ejemplo del autoritarismo, los dictadores, los violentadores, los varones como personajes violentos.
En el caso de los hombres, aún para hacer críticas se dibujan agraciados, ganadores, poderosos, ricos, gordos (como señal de abundancia y poder), con muchas mujeres, saliéndose con la suya. No se dibujan violentados, lastimados o en malos escenarios. La peor caricatura que se les hace a ellos es como ratas con patas, lo cual se hace también con las mujeres, y más aún, vestidos de prostitutas como símbolo de corrupción o cinismo político.
Como se puede observar, toda la ideología patriarcal corre por la tinta y plumillas de la mayoría de las y los caricaturistas del mundo que replican muchos estereotipos de las mujeres como lo malo, lo peor, lo débil.
Aunque también cabe aclarar que, en las plumillas de las mujeres caricaturistas permean estos lentes patriarcales, aunque ellas no dibujan mujeres violadas, pero sí lastimadas, tristes, víctimas. Son muy mesuradas en la crítica contra ellos. Muestra de esto es que, en una exposición internacional sobre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ellas prefirieron dibujar símbolos de la mujer, mujeres protestando, incluso empoderadas, pero no lo dibujaron a él como monstruo. Mientras que los hombres lo dibujaron como un monstruo, lo ridiculizaron sin piedad y, en muchos casos, lo dibujaron con alguna característica femenina como forma de ridiculizarlo. También se hizo mucho énfasis en humillarlo por tener un pene pequeño como símbolo de perdedor, eso y su cabello rubio fueron dos maneras de “agredirlo” en un dibujo por aspectos físicos.
De todas estas descripciones podemos observar cuántos estereotipos son sostenidos en las caricaturas que critican al poder, pero al hacerlo dentro de un marco de pensamiento en el que lo femenino es menor o es lo malo, se replican estereotipos que sostienen lo mismo que pretenden criticar. El pueblo regularmente es dibujado como la madre pobre con hijos o como un pobre padre de familia.
Es indispensable que las y los caricaturistas del mundo tengan “lentes violeta”, mirada incluyente para que el discurso gráfico de ellas sea constructivo socialmente y también para que el poder sea severamente y profundamente cuestionado. Porque si lo malo no fuera lo femenino, ¿cuáles características de Donald Trump habrían dibujado con más frecuencia?
Toda esta reflexión sobre la forma en que estamos dibujando a las y los políticos y una perspectiva de género se refiere a una tendencia, es decir, no es una generalización, pero sí es una tendencia muy fuerte.
Como caricaturistas nos enfrentamos a los temas del patriarcado y de la violencia en todas sus formas, también a las figuras estereotipadas de las niñas y mujeres en los dibujos. Otro reto es que los temas de las mujeres sean del interés de los dibujantes masculinos, que se solidaricen con las causas. En el concurso internacional “Don Quichiotte” de Turquía, donde fui jurado, se abordó un tema atípico en los concursos internacionales “Niñas No Esposas”, contra los matrimonios forzados de niñas de 8 años obligadas a casarse. Es una práctica muy frecuente en Turquía, por esta razón se hizo este concurso como campaña social a nivel mundial.
Pese a que hubo mucha participación, de la muestra final de 100 dibujos solo en cinco de ellos fueron trazadas las niñas en acciones heroicas, enojadas o empoderadas; en los 95 restantes fueron dibujadas violentadas. Era doloroso ver estos dibujos, algunos muy críticos; o fueron dibujadas en condiciones de inocencia y debilidad, jugando. Otra sorpresa fueron las risas que ocasionaron y que se expresaron en los comentarios de Facebook en dibujos que deberían causar dolor.
Las caricaturas tienen la característica no solo de requerir dibujos, las ideas de los dibujos para un cartón deben ser críticas, requieren desarrollo de pensamiento crítico y una perspectiva de género.
Se requiere que los hombres de la caricatura tengan esa mirada para participar en el cambio cultural del patriarcado como fundamento de todo discurso gráfico. Necesitamos más mujeres caricaturistas, faltan sus voces, sus miradas, que cuestionen el sistema con mirada de mujer, aún mejor feministas, urge un pensamiento crítico para desmontar el patriarcado a punta de lápiz y que corra la tinta. Necesitamos el humor de las mujeres, reírnos de otras cosas y de otras formas. Y es indispensable repensar la manera en que estamos dibujando a las niñas y mujeres y en qué escenarios lo estamos haciendo.
Anhelo más mujeres protagonizando dibujos y más mujeres dibujando realidades. Que siga la construcción de liderazgos con tinta y papel.
Con humor... Mar.