CAMBIOS URGENTES
KENIA LÓPEZ RABADÁN
La igualdad sustantiva entre mujeres y hombres ha sido una pugna histórica. La concepción antigua de las mujeres dista mucho de la que ahora conocemos, pues se tenía la idea de que su voluntad debía estar subordinada al sexo opuesto. Aristóteles decía que “el esclavo está absolutamente privado de voluntad; la mujer la tiene, pero subordinada; el niño solo la tiene incompleta”; erróneamente se consideraba que la diferencia entre mujeres y hombres no solo era biológica, sino también intelectual.
Lo anterior ha cambiado gracias a la suma de esfuerzos para erradicar la violencia y desigualdad de género. Por ejemplo, el 25 de septiembre de 2015, los líderes mundiales, en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, aprobaron una Agenda en esta materia; dicho documento fue llamado “Transformar Nuestro Mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”.
Esta Agenda contiene 17 objetivos para poner fin a la pobreza y, por supuesto, a la desigualdad en todas sus formas; entre los objetivos se encuentran el acceso al agua limpia y al saneamiento, hambre cero, salud y bienestar, educación de calidad, entre otros.
La desigualdad es un mal que ha afectado por mucho tiempo a las mujeres y combatirla es fundamental para ellas.
México ha sido uno de los países más comprometidos con el desarrollo de esta Agenda, por ejemplo, en el Senado de la República se instaló un grupo de trabajo sobre este tema, el cual velará por el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Lograr la igualdad de género representa un importante desafío, aunque sin duda el respaldo de acuerdos internacionales permea una mayor pro- tección, es importante señalar que nuestra normativa nacional también prevé aspectos de igualdad y combate a la discriminación.
Nuestra Carta Magna, en su artículo cuarto establece que “el varón y la mujer son iguales ante la ley”. Aunque es una breve frase, su contenido es amplio, pues debemos interpretar primordialmente que el Estado mexicano debe hacer todo lo posible para garantizar que mujeres y hombres se encuentren en igualdad y gocen de las mismas oportunidades. Abonando a lo anterior, la Ciudad de México tendrá paridad de género en el Poder Legislativo, Ejecutivo y Judicial, así como en los Organismos Públicos Autónomos. Tuve el honor de proponerlo como Diputada Constituyente de la Ciudad de México; ahora la Constitución capitalina, contiene este fundamental principio.
Los retos continúan, es por eso que, el pasado 6 de septiembre, ahora como Senadora de la República, presenté una iniciativa de proyecto de decreto para reformar y adicionar los artículos relativos a los Poderes de la Unión y a los Organismos Constitucionales Autónomos, pues las mujeres legisladoras buscamos lograr que la paridad de género no dependa de vaivenes políticos o de cualquier otro tipo de intereses.
Será otro paso para eliminar la discriminación, exclusión, el maltrato, abuso, la violencia y los constantes riesgos de vulneración a los derechos y libertades fundamentales en que se encuentra la mujer a lo largo y ancho del país ¡la reforma es necesaria! Cada avance es importante para que toda mujer, niña o joven, viva en un país con igualdad de oportunidades, donde no haya distinciones. Mujeres y hombres debemos tener los mismos derechos, deberes y obligaciones; los cambios son urgentes.
La igualdad de género es un importante desafío; aunque el respaldo de acuerdos internacionales permea una mayor protección, hay que señalar que nuestra normativa nacional también prevé aspectos de combate a la discriminación