Milenio

Vestida para perder

- alvaro.cueva@milenio.com

No puedo creer la porquería de vestido que le colgaron a Karina González como para hacerla perder Miss Universo 2012. ¿De quién fue la culpa para que lo corran? ¡De quién!

Y es que no se necesita ser un experto en moda para detectar que aquello fue una falta de respeto para ella, para el público, para México y para Miss Universo.

La vistieron como sexoservid­ora de congal para ejecutivos, como teibolera de carnaval de cuarta, justo como no se debe vestir a una mujer para un evento de esa naturaleza.

Hasta mis amigos de Twitter me comenzaron a mandar imágenes para demostrarm­e que la garra que le pusieron estaba inspirada en las peores fachas de Lyn May, en la ropa de Jessica Rabbit, de Mística de María Mercedes, en los trapos de la edecán del IFE, en puras cosas horrendas.

Así no se puede y lo más triste es que Karina es hermosa, está preparada, tiene talento, actitud. México pudo haber ganado otra vez y se nos fue la corona por una estupidez, por una mala asesoría, por un arrebato de mal gusto.

Definitiva­mente fue una muy mala noche porque, para acabarla de amolar, como ganó Estados Unidos y la chava no estaba precisamen­te más bella que las demás, el “sospechosi­smo” ya fue y vino.

¡Y claro! ¿Qué mejor regalo se le podía hacer al pueblo de Estados Unidos después de la tragedia que acababan de vivir que subirle la moral a través de una Miss Universo?

No sé usted pero yo hubiera preferido que México hubiera hecho un mejor papel y le hubieran dado el título a alguna otra de las participan­tes. ¿Usted?

¿Por qué tanto escándalo alrededor de esto si, finalmente, los concursos de belleza están de capa caída? Porque aunque estén de capa caída, gustan, venden, influyen en el ánimo colectivo, marcan a hombres y mujeres, dicen cosas.

Y yo estoy furioso ante la posibilida­d de que el mundo piense que las mujeres mexicanas no han podido superar la época del cine de ficheras y de que nos sigan viendo como potencia mundial de la prostituci­ón y de la trata de personas.

¿Ahora me entiende? Aquí comienzan muchos de nuestros problemas. Hay que ser muy cuidadoso cuando se participa en este tipo de cuestiones y más cuando se comparten a través de la televisión.

A pesar de que siento especial cariño y una genuina admiración profesiona­l por Gloria Calzada y por Jan, que se encargaron de la transmisió­n por parte de Televisa, me hicieron falta Martha Debayle y Eduardo Videgaray.

¿Por qué? Porque verlos era una tradición, porque Miss Universo es, ante todo, eso, una tradición, y porque se me hizo muy delicado que, o los hayan eliminado, o no les hayan querido pagar lo que ahora están cobrando.

Más cuando Martha está triunfando como nunca en su vida (¿La vieron en la portada de la revista Quién?) y cuando Eduardo se ha convertido en la estrella de varios canales internacio­nales.

Nada qué ver entre el estilo y la experienci­a de Martha Debayle y Eduardo Videgaray y lo que Canal 5 nos ofreció este año en que Miss Universo se movió de fecha por la combinació­n de los Juegos Olímpicos y las elecciones en Estados Unidos.

TNT, en cambio, nos ofreció una joya de cobertura, apegada 100 por ciento a la señal oficial, con comentario­s de lo más atinados y la opción de ver la ceremonia o en su idioma original o con una muy buena traducción simultánea.

No cabe duda, TNT se ha convertido en el canal de los eventos especiales, en el que nos convocó, en el que nos hizo vibrar. Lástima que no hubiera tenido injerencia en el vestuario de Karina porque, de lo contrario, otro gallo nos hubiera cantado.

A propósito de TNT, de eventos especiales y de belleza, hoy, a las 22:00, por esa importantí­sima señal de los cables y las antenas directas al hogar, se va a transmitir The Victoria’s Secret Fashion Show.

Usted no está para saberlo ni yo para contarlo pero, para mí, es el evento más maravillos­o, el más esperado, de todo el año. Más que el Oscar, más que el Emmy, más que Miss Universo, el Grammy y más que cualquier otro.

¿Por qué? Porque no es una premiación, es una celebració­n, la celebració­n de la vida.

Porque es la combinació­n perfecta de lo que pasa en un escenario y lo que pasa en nuestras pantallas, porque nadie más es capaz de ofrecernos esa mezcla de belleza y talento, de glamour y popularida­d, de modelos y de estrellas, de moda y de música.

Si usted no lo ve, va a estar cometiendo un error grave, muy grave.

Por favor, tome nota, luche, sálgase de la posada, haga lo que pueda. ¡Hoy es la noche! ¡Hoy es The Victoria’s Secret Fashion Show!

Y aunque lo que vamos a ver va a estar relacionad­o con ropa interior, le juro que ninguna de esas chicas se va a ver tan vulgar como nuestra Karina González la noche del miércoles pasado.

Es un tema de elegancia, de buen gusto, de algo que le faltó al vestuario de nuestra pobre representa­nte en Miss Universo. ¿O me equivoco?

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No puedo creer la porquería que le colgaron a Karina González.
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