Consuelo canino para el dolor tras masacre en Newtown
Abrazar a un perro puede ser un gran remedio, como muestran las terapias de ayuda a los familiares de las víctimas
Lisa Peterson se abalanzó sobre sus perros cuando regresó a Newtown tras un viaje de negocios, conmocionada por la matanza de la escuela Sandy Hook: por entonces, varios expertos caninos ya habían sido enviados a la ciudad para apoyar a los vecinos.
“Los vi y solo tuve que acercarme a ellos y después besarlos”, cuenta mientras abraza a Abbie Einstein y Smartie Jones, dos Golden Retrievers de pura raza cuya misión en la vida es “aportar alegría y consuelo a las personas que lo necesitan”.
Estos perros forman parte de los cerca de 25 mil canes registrados por sus propietarios en la organización Therapy Dogs International, con sede en Flanders (Nueva Jersey, este). Varios de ellos fueron especialmente enviados a Newtown (noreste) para ayudar a los habitantes a afrontar la conmoción generada por la matanza en la escuela primaria de Sandy Hook el viernes 14 de diciembre, que dejó 20 niños muertos de 4 a 7 años, además de a seis adultos, incluidas la psicóloga de la escuela y la directora.
“Hay algo en ese amor incondicional por parte de los perros que parece simplemente que te va a sanar”, explica Peterson.
Diez perros fueron enviados a Newtown desde los lejanos estados de Illinois e Indiana (norte) a través del programa “perros de consuelo” de la asociación caritativa Lutherian Church Charities (Caridad de la Iglesia Luteriana). Este grupo fue creado poco después de la muerte de cinco estudiantes en un tiroteo en la universidad de Northern Illinois en 2008, donde fallecieron cinco estudiantes.
Los propietarios de Abbie y Smartie tienen la costumbre de pasear con sus perros por las residencias de ancianos o centros para autistas en compañía de sus mascotas.
En Newtown, en los alrededores de la escuela Sandy Hook, sus compañeros caninos son ahora muy demandados. Residentes, visitantes e, incluso, periodistas presentes en el lugar desde el día del tiroteo: todos van a buscar su parte de consuelo, abrazando con fuerza a estos animales de cinco y nueve años.
“Su trabajo es el de proporcionar una terapia emocional”, explica Michael Jones, propietario de dos Golden Retrievers, así como de un Border Collie y de dos gatos. Conoce a varios habitantes de Newtown a través del Club de Golden Retrievers del Valle del Hudson. “Es por eso que estamos aquí”, señala.
Otro Golden Retriever presente en el lugar, Durchess, ha sabido aportar tanto afecto a los vecinos de Newtown que pocos habitantes se han dado cuenta de que no tiene ojos, ya que los perdió a causa de una enfermedad.
“Ella está bien. Es una perra feliz”, asegura su propietario, Mark Condon, profesor de biología en la Universidad del estado de Nueva York y miembro de Good Dog, otra red de terapia canina.
Dutchess, que cumplirá diez años el próximo mes, es llevada dos veces por semana a un centro para autistas cerca de Nueva York, donde se junta con los niños, felices de darle de comer y jugar al balón con ella.
PROSIGUEN LAS EXEQUIAS
Ayer fueron enterrados en Newtown cuatro niños, una maestra y una asistente asesinados por el joven de 20 años, Adam Lanza, cuya madre coleccionaba armas.
Lanza entró el viernes 14 a la escuela y disparó con un fusil automático sobre escolares y profesores. Como hubo 26 muertos y solo dos heridos, los expertos creen que buscó causar el mayor número de víctimas mortales, todas ellas con varios disparos, luego de lo cual se suicidó. Antes, había acribillado a su madre, Nancy Lanza, en la casa de ambos.
Según el ConnecticutPost, el joven —con problemas de personalidad— quería ser infante de Marina, pero su madre lo disuadió.
En tanto, el legislador republicano Marcos McCullough (Oklahoma) impulsa un proyecto de ley para que administrativos y profesores puedan portar armas ocultas en las escuelas para poder enfrentar masacres como la de Newtown.
Hasta ayer, la iniciativa era apoyada por Virginia, Carolina del Norte, Oregon, Dakota del Sur, Tennessee, Minesota y Florida.