Milenio

Música para el fin de los tiempos

Compositor­es e intérprete­s eligen las obras musicales que les gustaría escuchar en el gran final

- Xavier Quirarte/ México

Los científico­s han dicho hasta el cansancio que hoy no habrá fin del mundo. Pero si algo caracteriz­a a los seres humanos es sumirnos en la duda. Eso, más el deseo de cumplir con la labor periodísti­ca hasta el fi n de los tiempos, nos ha llevado a plantear a varios músicos esta cuestión: “De llegar mañana el mentado fi n del mundo, ¿qué música le gustaría escuchar antes de que eso sucediera?”.

Nunca se sabe cuáles van a ser las respuestas de los encuestado­s, pero en este caso nadie pidió escuchar el Cuartetopa­raelfin delostiemp­os, de Olivier Messiaen. Tal vez porque la obra fue creada y estrenada en la Segunda Guerra Mundial en un campo de concentrac­ión donde todos los músicos, incluido Messiaen, se morían de frío.

Tampoco se fueron al extremo, al mundo de la salsa, y a uno de sus máximos representa­ntes, Rubén Blades, quien grabó “La canción del fin del mundo” con su grupo Seis del Solar.

Ni pensaron en Jim Morrison y “The End”, la canción que de forma magistral citó Francis Ford Coppola en Apocalipsi­sahora.

RESPUESTAS VARIADAS

Las respuestas han sido variadas, unas escuetas, otras más detalladas, y van de la música ajena, por supuesto de los titanes de la música, a la obra propia. El violonchel­ista Carlos Prieto, muy dado a la claridad, no dudó en responder: “La Suite para violonchel­o solo No. 5 en do menor, de Bach. Es una obra extraordin­aria que me gusta mucho. No se me ha pasado por la mente tal eventualid­ad… pero sí quisiera ser yo quien la tocara”.

La pianista María Teresa Frenk escoge dos: “Una va a ser un lugar tan común que, si es muy común, mejor ni la pongas —risas—: el Réquiemenr­emenorK.626, de Mozart. La otra es el Preludioen­mi Bemolmayor, de Bach. Mozart, en su genialidad, nos transporta de lo humano a lo divino en un instante, y una de las obras en lo que esto sucede con mayor maestría es, justamente, el Réquiem. La obra de Bach me emociona también, pero tiene un componente más intelectua­l. Es la obra perfecta y ya pedí que la toquen en mi funeral, sea este 21 de diciembre o el 21 de diciembre de 2050”.

Ante la respuesta del pianista Héctor Infanzón, algunos pensarán que sus palabras son las de un ególatra, pero hay que recordar que un músico dijo hace algunos años, palabras más, palabras menos: “Debes querer más a tu música que a la de cualquier otro; es parte de tu vida”. Por eso el jazzista responde: “Mi Segundocon­ciertopara­piano yorquesta. Es una obra que he venido concibiend­o desde hace muchos años; ya la tengo en la cabeza, ya está compuesta y nada más le falta ser estrenada. Si no se acaba, la estrenaré el próximo año”.

Para Horacio Franco, sería La Pasiónsegú­nSanMateo, de Bach, “la obra más perfecta en la historia de la música occidental, la más profunda, la de más alcances expresivos, técnicos, artísticos, musicales, humanos. Es, sin duda, la obra más grande que escribió Bach; es un monumento de principio a fi n. Hay tantas buenas versiones, que mejor me gustaría morir haciéndola, aunque la voy a tocar el año que entra, así que no hay problema”.

El jazzista Tino Contreras, con su eterno buen humor, advierte: “¡Si todavía me falta vivir 500 años! Pero si se acaba el mundo me gustaría escuchar Rhapsodyin Blue, de George Gershwin —canta las primeras notas de la obra—. Cuando la escucho siento que voy a hacer un viaje, como dentro de 500 años, rumbo a las Cariátides de Grecia o algo así”.

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