22 días y pausa
Acudir a la memoria y no a la hemerografía lleva a confusiones. Mirando al pasado en épocas relativamente recientes, los principios sexenales han sido muy distintos. Carlos Salinas comenzó con el éxito de su reunión con George Bush sénior y el espíritu de Houston. De su discurso inaugural, en lo concreto, solo resalta el anuncio de Solidaridad, la divisa social del sexenio. El asunto de LaQuina vendría hasta enero.
Ernesto Zedillo principió mal aconsejado y obsesionado con el tema de Chiapas y ese ambiente sombrío se agravó dramáticamente con el tema de los Tesobonos y la devaluación. Estaba también el amago de la erupción del Popocatépetl.
En el caso de Zedillo hay que reconocer que el mismo mes de su toma de posesión, en medio de una monstruosa crisis económica que se pudo haber convertido en inestabilidad política nacional, se mantuvo en su intención y realización de una renovación completa de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, fundamento de la fortaleza del actual Poder Judicial de la Federación.
Salinas no le prestó atención al reformismo legislativo. No había condiciones. Zedillo se contuvo en medio de la crisis económica del 95. Pasado el momento inicial del inicio del sexenio, Salinas no le prestó mucha atención al Poder Legislativo a lo largo de todo su mandato y esa falta de atención acabó en fracasos como en no llamarle México al país, lo que revela, al fi n y al cabo, que el presidencialismo de Salinas despreció a otros poderes y otros órdenes de gobierno. Zedillo sí los atendió, pero se agotó su aritmética parlamentaria que se le revirtió a partir de 1997.
LaQuina en enero del 89; la crisis en diciembre del 94. ¿Qué aportó Fox al empezar su mandato? Ahí te voy Mijares y la invitación a la caravana zapatista con una ruptura natural con el Poder Legislativo para discutir una iniciativa que ya había rechazado el PAN. Después, la nada. Se agradece con el paso del tiempo, mucho tiempo después de su inicio, la creación del IFAI. La conjugación de ignorancia y autoritarismo entre Vicente Fox y Elba Esther Gordillo convirtió en sinónimo de fracaso a la función legislativa.
Calderón en el periodo de transición se olvidó del Poder Legislativo, se puso su gabán de comandante supremo de las fuerzas armadas, se lanzó como águila el 10 de diciembre contra Apatzingán y salió desplumado. Signo del sexenio. Otra vez, la relación con el Legislativo rota.
En toda legislatura y en todo partido político hay 20 o 30 que hacen y piensan, no más. Ese hacer y ese pensar dependen en mucho del oficio del Poder Ejecutivo en su relación con el Legislativo.
Los cuatro presidentes citados no destacaron por esa preocupación. Por el diálogo y la negociación con los congresistas de cierto relieve y con las dirigencias partidarias en una conversación política honesta y constructiva sin que ello implicara renuncias a principios y programas.
Por eso, la apertura del gobierno de Enrique Peña Nieto es sorprendente: se aprobaron aún antes de que tomará posesión, las iniciativas preferentes de Calderón, quien todavía se sentía Presidente, en materia de contabilidad gubernamental y de Ley Federal del Trabajo. Con tropiezos, salvables todos, se reformaron, se adicionaron y se derogaron diversas disposiciones de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal. Se aprobó la ley contra el lavado de dinero. Por igual, así ocurrió con la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos de la Federación. Antes se habían aprobado los nuevos ministros de la Corte y los mandos superiores de la Secretaría de Hacienda. Se tiene una nueva Ley de Instituciones de Seguros y de Fianzas. El relato no es exhaustivo pero hay Poder Legislativo porque hay Presidente y condiciones.
La reforma constitucional al artículo tercero y al 73 de la norma suprema, merece un comentario aparte. La maestra Gordillo dice que a los maestros no se les amenaza. Vaya uno a saber qué se cree la magisterial lideresa. Olvida que al Estado mexicano no se le amenaza, olvida lo que piensan los mexicanos de la calidad de su educación y de ella misma. Debería ser más cuidadosa, hasta para sus propósitos gremiales y patrimoniales en sus dos vertientes: el futuro político de su círculo familiar y la integridad de su riqueza personal de incierto origen. Ya veremos el próximo año las reformas a la Ley General de Educación.
EPN tiene un principio inusitado en comparación con las cuatros administraciones anteriores.