APOLOGÍA DE LA IMAGINACIÓN /I
Los que hacemos ficción en cine debemos vivir con la imaginación despierta, en constante alerta, entender que para desarrollarla no hay límites, sino solo los que el autor se ponga; el embaimiento debe ser perfecto, pues solo así podemos aspirar a una catástasis fulminante.
Ruby, lachica de mis sueños narra la historia de Calvin, escritor joven que se vuelve famoso con su primera novela, pero está conflictuado porque su última relación de pareja fue un desastre. Después de su éxito, Calvin se dispone a trabajar en su máquina de escribir —lo importante son las ideas. Cuando se sienta frente al aparato, alista sus dedos y se acerca al teclado. De repente se paraliza; la toma en primer plano denota la imposibilidad del personaje: está aterrado por la página en blanco.
Calvin recurre a su psiquiatra, quien le aconseja escriba lo que le dé la gana, aunque sean locuras. Entonces, Calvin decide escribir sobre una joven que soñó, a la que bautiza como Ruby; crea sus tres dimensiones y se suelta a escribir.
En el ensayo “Del cuento breve y sus alrededores”, Julio Cortázar explica con fundamento que el personaje no debe ser alguien que el escritor conduzca de la mano, so pena de caer en la inverosimilitud; es, al contrario, el personaje es el que debe conducir al escritor llevándolo a una especie de esquizofrenia, porque el personaje tridimensional y bien fraguado es el que permite que el drama tenga conflicto, que éste tenga acción y que la acción determine la motivación del personaje. En ese sentido, ¿se imaginan la relación entre Gregorio Samsa y Franz Kafka, o de Juan Rulfo y Pedro Páramo?... El resultado puede ser un drama muy intenso o una comedia fresca, atrabiliaria y que resulta entretenida por ser divertida.
¿Qué es más terrible: la página en blanco o que el personaje creado sea plano, unidimensional y poco verosímil? Habría que preguntárselo a Calvin, pues un día, de la manera más común, aparece en los cajones de su buró ropa interior femenina, crema depiladora y, finalmente, Ruby como personaje de carne y hueso. Calvin se paraliza y cree que fue una alucinación; se mete bajo el escritorio y se dice que no está pasando. Habla con su hermano y con su psiquiatra, pero no le creen. Ruby, su personaje, se ha materializado como salido del planeta metafísico inventado por Jorge Luis Borges, donde las cosas, animales y personas existen a fuerza de ser pensadas.
La próxima semana intentaremos encontrar la cuadratura al círculo.